Unidos por el
mar
y
exhaustos por el último
poste |
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Informativo
virtual
para
integrar la familia naval
colombiana |
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Con motivo de la
navidad, Cyber-corredera quiere obsequiar a los suscriptores,
en esta edición extraordinaria, uno de los reportajes más interesantes e
importantes por el personaje, su trayectoria y los valiosos servicios
prestados a la Armada Colombiana. Se trata del señor Almirante
Jaime Erazo Annexi, oficial egresado de la primera promoción de la
Escuela Naval, en 1938 y quien llegó a ser Comandante de la Armada Nacional con
el grado de Capitán de Fragata en 1954, cuya gestión es reconocida como una de
las más importantes de nuestra marina de guerra. Por tal motivo, este
informativo virtual con la mencionada entrevista se anota un verdadero hit
periodístico, pues en esta edición, los amantes de la historia y los
entusiastas lectores tendrán el testimonio
exclusivo y el cautivante relato de un distinguido marino colombiano
que hasta la fecha no había dado ninguna entrevista.
El Almirante Erazo es un oficial hidalgo, distinguido, inteligente y animoso, que lleva todos los dones de la vida en su corazón. Un trabajador y organizador de primer orden que comprendió los problemas de su fuerza; un patriota que detectó y venció cuando estaba al mando de la Armada las limitaciones y los problemas. Su retiro prematuro significó, frenar con marcha atrás, el impulso de un acorazado que, a avante a toda máquina, transformaba la fisonomía de nuestra querida Armada.
Queremos agradecer los valiosos servicios del corresponsal de Cyber-corredera en Miami, Jairo Quiñones CN 38-080, quien amablemente sirvió hasta de mecanógrafo para que el Almirante Jaime Erazo Annexi contestara el cuestionario que se le envió desde Bogotá a través de su hija Luly Erazo de Byrnes
Por tradición de familia, el que se supone es el último hijo del matrimonio lo bautizaban teniendo de padrinos a la hija y al hijo mayor. Entonces su hermano, el Contralmirante Guillermo Erazo Annexi, no solo es su hermano menor, sino también su ahijado, “razón por la cual se porta bien”.
Siendo oficial de planta de la Escuela Naval y profesor de varias materias de ingeniería naval en el año de 1943 contrajo matrimonio, en Cartagena, con Alicia Gutiérrez de Piñeres Torres; de cuyo matrimonio hubo cinco hijos: Jaime Eduardo, Maria Eugenia, Gustavo y Luly. Para seguir la tradición, también los padrinos de la última hija fueron el hijo mayor y la hija mayor.
Cuando Jaime Erazo Annexi, ingresó a la Escuela Naval de Cadetes en 1934, fue su acudiente el General Jorge Martínez Pérez, también oriundo de Pasto (compañero de promoción del General Gustavo Rojas Pinilla), quien en esa fecha era Teniente Coronel y el comandante del Batallón de Infantería Cartagena.
Para mí en
particular, desde la escuela primaria, Cartagena era una ciudad remota, conocida
por su importancia en la historia patria que se estudiaba intensamente y me la
imaginaba como una fortaleza más que como una ciudad. El viaje a
Cartagena lo hicimos por tren de Bogotá a La Dorada, en donde tomamos un barco
de río, de propulsión a rueda, llamado “Castillo y Rada”, en el cual navegamos
río abajo haSta el puerto de Calamar, pero en el camino fuimos recogiendo
algunos aspirantes de los departamentos ribereños, lo que mostraba que había en
el fondo una organización muy seria que trabajaba sincronizadamente porque todos
cumplieron sus itinerarios a tiempo. La llegada a Cartagena fue a las últimas
horas de la tarde, donde nos recibió un oficial ingles; nos hicieron formar,
pasaron lista, etc., luego nos embarcaron en una lancha que nos llevo haSta el
MC Cúcuta. ¿Como era la
Armada cuando ingreso? Todos
ignorábamos lo que entonces era una institución naval o una flota naval, por que
no existía nada. Para nosotros no existía la Armada. Lo que había era un
departamento anexo al Ministerio de Guerra que se llamaba Dirección General de
Marina, cuyo director era el Coronel Hernando Mora Angueira, que fue su primer
director. Poco a poco comenzaron a integrar la dirección de Marina oficiales
asimilados de diferentes procedencias, la mayoría venidos del Ejército que
habían combatido en los ríos del sur en el conflicto con el Perú. Otros vinieron
de la antigua Escuela Naval de 1904, quienes, cuando se clausuró dicha escuela,
fueron enviados a estudiar a la Armada Española y una vez que terminaron sus
estudios, pasaron al retiro, esto sucedió muchos años antes, pero por la guerra
con el Perú fueron llamados al servicio activo; en este momento se echaba mano a
todo elemento que pudiera ser útil para estructurar la naciente marina de
guerra. ¿Qué
recuerdos tiene de la misión inglesa?
Los aspectos de
rutina diaria, de la organización interna ya han sido suficientemente relatados
en otros reportajes, como el de mi compañero el Almirante Orlando Lemaitre. Yo
quiero mencionar otros aspectos que considero también importantes relacionados
con la Escuela Naval de entonces, como el profesorado y el grupo de oficiales
encargado la parte disciplinaria, militar y naval. En la parte docente es
necesario mencionar al doctor Luis Thorin Casas, quien ejercía las funciones de
Director de Estudios y entre los profesores más notables estaban los doctores
Alberto de la Calle y Alfonso Rentería Mallarino. Los estudios sobre todo de
matemáticas eran muy completos y profundos, lo mismo que de física y química,
que nos dieron excelentes bases para el futuro En el aspecto naval militar,
inicialmente tuvimos al entonces Teniente de Navío Luis Baquero Herrera y al
Capitán Daniel Amórtegui del Ejército. Debo recordar al
Teniente de Navío Luis Baquero Herrera especialmente como el oficial de más
carácter, sentido humano y entusiasmo. De la misión
inglesa se puede decir es que era el retrato exacto de lo que es la Royal Navy
por su profesionalismo y cooperación en todo sentido y eso fue lo que hicieron
aquí, pues a la misión inglesa se le había asignado la creación de la marina de
guerra colombiana. Es necesario recordar de manera especial al cuerpo de
oficiales, presidido por el Almirante Bell-Salter y desde luego en la Escuela
Naval al Capitán Binney. Es importante agregar que cuando llegamos al tercer año
de escuela, los estudios se dividieron en las tres especialidades de la línea
profesional: ejecutivos, ingenieros y administración. Aquí podemos
hacer un aparte para mencionar la creación de “La Corredera”, “La murga naval” y
“la hora naval” en Radio Fuentes.
“La Corredera” fue fundada y dirigida desde su primer número por el
Cadete Guillermo Barriga Casallini, como editor el cadete Marcos Ariza y como
caricaturista y dibujante el cadete Belarmino Vargas. “La Corredera” se editaba en mimeógrafo
en tres o cuatro hojas, haSta cuando la Escuela paso a funcionar en tierra. Vale la pena mencionar que el Cadete
Barriga se graduó con la primera promoción, el 11 de Noviembre de 1938 y
permaneció en servicio activo haSta el grado de Capitán de Corbeta, cuando se
retiró de la Armada y se fue a vivir a los EEUU con su esposa americana;
falleció hace pocos años y fue durante toda su vida un hombre que llevaba en su
alma la Armada. Por aquellos
tiempos organizamos una murga, a la que le pusimos el pomposo nombre de Orfeón
de Turbaco, con los siguientes instrumentos: guitarra el cadete Alfredo
Ballesteros, bandola del Cadete Juan Riveros, tiple el cadete Gerardo Bravo y
dulzaina del cadete Jaime Erazo. Esta murga además de amenizar abordo del
Cúcuta, amenizaba la “Hora Naval” que logramos se transmitiera por Radio Fuentes
una vez a la semana. Esta “Hora Naval” tenía por objeto hacer divulgación sobre
la Marina de ese entonces y servir de vínculo con la gente de Cartagena. Yo
diría que fue un importante programa radial que antecedió al programa que en el
gobierno militar se transmitía por televisión llamado “Mares y Marinos de
Colombia”, dirigido en forma fabulosa por el Teniente de Navío Guillermo Fonseca
Truque. ¿Cómo eran las
actividades navales de aquella época?
Estos ejercicios
de tiro eran una competencia entre los dos destructores y en más de una ocasión,
el cañón tripulado por los cadetes ejecutivos obtuvo las mejores marcas en los
blancos situados a una distancia bastante apreciable, lo que mereció que ese
cañón ostentara la “E” de eficiencia y que trajo orgullo, alegría y festejo a la
Escuela Naval. Otro episodio
importante que se desarrolló durante los años de escuela, casi al final de
nuestro curso, fue un desembarco que organizó la misión inglesa en las playas de
Coveñas, en el Golfo de Morisquillo. El desembarco fue de una compañía del
Batallón Cartagena que existía en ese entonces en Cartagena. Los ingleses
crearon una especie de Task Force constituida por el buque transporte Cúcuta,
algunos los buques auxiliares de la Armada y los dos destructores. Los cadetes
tuvimos la misión de desembarcar a los soldados que estaban abordo del Cúcuta
descendiendo por escala de gato por un costado del buque para ocupar los cutters
y algunas balleneras que tripulábamos los cadetes, lo mismo que las lanchas,
Nosotros
hacíamos el papel que hacen hoy en día los landing crafts, nos desacoderábamos y
transportábamos los soldados hasta la playa, donde los ayudábamos a saltar a
tierra para que ellos continuaran con la misión que les habían asignado. Esta
fue una gran experiencia que nos dio gran motivación
profesional. ¿Qué anécdotas
tiene de los embarques? El principal
embarque tuvo el siguiente itinerario: la primera escala fue en Sta Marta; luego
atracamos en la Guaira (Venezuela), donde desembarcamos para ir en bus a
Caracas; allí desfilamos por sus
calles hasta el Panteón Nacional,
lugar en el cual descansan los restos del Libertador Simón Bolívar. El
desfile se hizo con fusil al hombro bajo un torrencial aguacero. Luego atracamos
en Fort de France (Martinica), y la última escala, antes de regresar a
Cartagena, fue San Juan de Puerto Rico.
De allí
continuamos el crucero hacia la isla de Martinica, donde también el Capitán
Binney se salio con la suya, organizando una excursión a las ruinas de la
antigua ciudad de Saint Pier que había sido destruida hacia muchos años por la
erupción del volcán Mount Pelle, cuya actividad destruyó y calcinó totalmente la
ciudad. Esa fue una excursión que yo llamaría tipo Binney por que a él le
encantaba tener a los cadetes en permanente actividad como si fuesen de
movimiento continuo. Otra actividad
(fuera de contexto) sucedió un día de franquicia, que tropezamos con un
simpático bar llamado La Coupole, que lo manejaba una simpática negrita
martiniqueña llamada Annette. Allí, como resultado de que la botella de champaña
solo costaba un dólar nos excedimos de copas para amanecer, al día siguiente,
con un “guayabo” terrible. Pero resulta que ese día teníamos un partido de
football con un equipo local y, es de suponer, que con el “guayabo” que teníamos
la paliza que nos dieron fue inmisericorde. No fuimos sancionados sino
amonestados y claro cargamos con la vergüenza de la
derrota. De Martinica
continuamos el crucero hacia San Juan de Puerto Rico, donde pasamos muy
agradable, la gente muy hospitalaria y, más que todo, nos dedicamos a
actividades sociales, turismo y descanso. La permanencia allí creo que fue de
unos cuatro o cinco días para regresar luego a Cartagena. También se
realizaron otros embarques cuando llevaron al Cúcuta al dique seco a Panamá. El
zarpe de destructores a maniobras y también cabe mencionar los tres guardacostas
que estaban integrados a la Marina, el Junín, Carabobo y Ayacucho. Como se nota,
nombres que invocan lo militar y no lo naval pero fueron adquiridos mucho antes
de la formación de la Dirección General de Marina, para el servicio de
Guardacostas y luego incorporados a la Marina. En estos cañoneros nosotros
tuvimos experiencias de mar magnificas y luego cuando ya obtuvimos el grado de
oficial fueron los primeros comandos de buque y jefaturas de maquinas después de
graduados. Fue lo que llamaría una mezcla de gran experiencia y de mucha
responsabilidad. ¿Cuándo ocurrió
el cambio de la MC a la ARC? A nosotros en la
Escuela Naval ya se nos había formado un espíritu de cuerpo que poco a poco fue
disolviendo el interrogante con que nos iniciamos en la Escuela de considerar
que había por delante para nosotros y cual iba a ser su futuro. Mucho influyo en
el espíritu nuestro, la Ley 105 de 1936 que creo ya como la tercera Fuerza de
las Fuerzas Militares a la Armada Nacional, desde ese momento ya desapareció la
sigla MC y apareció la eterna ARC. La Escuela
participo en varios desfiles en Bogotá con ocasión celebraciones, aniversarios,
posesiones de presidentes; pero siempre nos llevábamos la admiración por la
novedad que representábamos y que nosotros la captábamos por nuestro permanente
interés y la permanente actitud de sentirnos superiores a los cadetes de las
otras escuelas, como creo en efecto lo éramos.
Nos graduamos 28
cadetes entre ejecutivos e ingenieros de los 41 que ingresamos en el 1935. La
anécdota curiosa de esta ceremonia es que en realidad la fecha de graduación
estaba programada para el mes de febrero, es decir tres meses más tarde. Pero al
hacerlo antes, a un grupo de cadetes nos pareció que esto era altamente
inconveniente porque cortaba algunos programas más que todo de matemáticas, que
íbamos a dejarlos inconclusos. A un grupo de cadetes se nos ocurrió, para
manifestar nuestra inconformidad pelarnos la cabeza a rapé, como efectivamente
lo hicimos, de manera que cuando llegó la fecha de graduación, unos diez cadetes
estábamos completamente calvos, pero claro, con las gorras, esto se disimuló,
pero no trajo ninguna consecuencia y nos salimos con la
nuestra. Mi madrina de
grado fue la señorita Paulina Gómez Navarro. Solo el guardiamarina Agustín Rey,
cuya madrina fue Alicia Durier , fue el primer oficial en contraer
matrimonio. Mi primer
asignación de oficial como guardiamarina (entonces era el equivalente al actual
grado de Teniente de Corbeta); fue la de ingeniero ayudante (aprendiz) en el ARC
Caldas, e hice los viajes cuando el buque salía a dique seco o a maniobras.
Cuando vino el cambio de la Misión Inglesa que tuvo que regresar a Inglaterra
debido a la situación conflictiva de la Segunda Guerra Mundial, la Misión
Inglesa fue remplazada por una misión de la US Navy, pero de diferente carácter;
era una misión asesora, sin embargo, consideró importante dar buen entrenamiento
a los jóvenes oficiales y se decidió seleccionar primeramente a cuatro
guardiamarinas ingenieros para ser enviados a la US Navy a recibir entrenamiento
en destructores americanos. Así fue como a principios de 1939 fuimos
seleccionados los guardiamarinas Julio Cesar Reyes, Hernando Barriga, Ricardo
Azuero y yo. ¿Cuéntenos su
experiencia abordo de unidades de la US Navy? Como embarque
para recordar siempre, fue aquel abordo del crucero americano USS Salt Lake
City. Embarcamos en Cartagena hacia Estados Unidos, donde fuimos destinados cada
uno a un destructor distinto. El entrenamiento era absolutamente práctico,
siguiendo los programas que seguían los oficiales americanos para ser oficiales
ingenieros. Fue una experiencia no
solo satisfactoria para nosotros sino para la Armada. Los cuatro
destructores casi nunca navegaban juntos, y nos veíamos con relativa frecuencia.
Los cuatro destructores pertenecían al “Escuadrón 10” de la US Navy, que cubría
la llamada “Zona de Neutralidad” de las 200 millas, establecida en un decreto
del gobierno americano para la defensa de las Américas, al estallar la guerra en
Europa, para un constante patrullaje antisubmarino en esta zona. Cuando las
cosas se iban poniendo muy críticas, se dio por cancelada nuestra misión de
estudio y regresamos a Colombia. Igual programa se siguió con los cuatro
guardiamarinas ejecutivos, que siguieron más o menos el mismo tipo de
instrucción pero comenzando meses más tarde. Al regresar a
Colombia mi primera asignación fue de nuevo la de Ingeniero Ayudante en el ARC
Caldas, pero esta vez con más experiencia.
Estuve en el cargo poco tiempo, siendo trasladado a la Escuela Naval como
oficial de deberes generales, e instructor de ingeniería en varias asignaciones
como construcción naval, arquitectura naval, propulsión naval y resistencia de
materiales. En cierta forma un trabajo agobiador, las cosas había que hacerlas
con escasez de personal pero con excesos de voluntad
creativa. ¿Cuándo el 9 de
abril de 1948 a usted le tocó mantener el orden en Barranquilla. Cuales son sus
recuerdos de aquella luctuosa fecha?
Yo continué como
oficial de planta de la Escuela Naval haSta 1946, habiendo sido durante el
último año Director de Estudios. En 1946 fui designado Director de la Escuela de
Grumetes, donde permanecí hasta el 1949, cuando se transformó la Escuela de
Grumetes en Centro de Entrenamiento Naval ARC Barranquilla, habiéndose agregado
una nueva actividad para el entrenamiento de suboficiales técnicos. Estando en
Barranquilla como Director del Centro de Entrenamiento y de acuerdo con el
Comando de la Segunda Brigada asumí, con el Personal Naval, el control y
patrullaje de la ciudad de Barranquilla el 9 de abril de 1948, como consecuencia
del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
La 2a Brigada cubría con el Batallón Nariño los municipios del
Departamento del Atlántico y el Terminal Marítimo de Barranquilla; la ciudad
quedo a cargo de la Armada, afortunadamente en Barranquilla hubo pocas
reacciones violentas, además la Armada era muy querida y respetada, de manera
que tuvimos plena colaboración de la ciudadanía barranquillera y tuvimos la
satisfacción que no se presentaron actos de violencia
mayores. Luego, a finales
de 1949 regrese a Cartagena como Director de la Escuela Naval y estuve haSta
mediados del 52, cuando tuve que viajar a los EEUU por motivos de salud, por una
cirugía delicada en la garganta y las cuerdas bucales so pena de perder la
voz. Dónde estaba
usted cuando llegó el General Rojas Pinilla a la
Presidencia?
Ese día
asistimos a Palacio cuando se rumoraba que se estaba gestando el golpe de
estado, más que todo en calidad de espectadores; presenciamos simplemente los
acontecimientos que se sucedían en el Palacio de Nariño, cuando el General Rojas
había regresado de su finca de Melgar y había sido destituido como Comandante
General de las Fuerzas Militares. Según parece, en
realidad el General Rojas no quería asumir el poder y por el contrario quería
que el Doctor Urdaneta Arbeláez, quien estaba encargado de la Presidencia por
enfermedad del Dr. Laureano Gómez, quien era realmente el Presidente elegido,
pero ese día reasumió la Presidencia y destituyo al General Rojas, quien se
ofreció respaldar nuevamente a Urdaneta, para que este asumiera la Presidencia,
cosa que el no acepto. Como el Doctor Gómez desapareció prácticamente, lo que se
presentó fue un vacío de poder realmente y no un golpe de estado, al estilo
cuartelazo. Fue llenar un vacío de poder. El General Rojas
transmitió por radio su alocución anunciando que asumía la Presidencia para
acabar la horrenda violencia política, y fue respaldado entusiastamente por las
Fuerzas Armadas y la opinión publica. Pasados unos días comenzó a conformarse el
nuevo gobierno con el nombramiento del primer gabinete. De estos nombramientos,
el entonces Capitán de Navío Rubén Piedrahita, quien era el Comandante de la
Armada fue nombrado Gerente del Instituto de Crédito Territorial -ICT- y en su
reemplazo como Comandante de la Armada fue nombrado el Capitán de Navío Juan A.
Pizarro, quien era CFNA. También un cargo importante fue el nombramiento del
Capitán de Navío Luis A. Baquero como Director General de Aduanas. Varios oficiales ocuparon cargos
importantes en diferentes dependencia del Estado, entre ellas yo fui nombra
Director de la Aduana de Buenaventura en el mes de Julio de 1953, donde
permanecí haSta mediados del mes de abril de 1954. Como llego a ser
Comandante de la Armada siendo Capitán de Fragata? En Buenaventura
recibí una llamada telefónica de la presidencia, donde me dijeron que por orden
del General Rojas me presentara en Palacio. El susto para mi fue muy grande por
que pensé que había cometido un error o algo grave que yo no
sabía. Al presentarme
en Palacio el Jefe de la Casa Militar Teniente Coronel Ignacio Rengifo me dio la
noticia de que me iban a nombrar Comandante de la Armada y que subiera al
Despacho del General Rojas, era la primera vez que yo hablaba frente a frente
con el General Rojas. El General Rojas
me dijo: mire Erazo, la Armada anda mal y lo voy a nombrar Comandante, vaya a la
oficina del Coronel Navas Pardo, que era entonces Comandante de la Brigada de
Institutos Militares para recibir instrucciones. Esto me pareció a mi
extraño. Inmediatamente me presenté
en la Oficina del Coronel Navas, quien al ofrecerme un whisky y hablamos de
frivolidades pero al entrar en materia me dijo: -el Presidente lo va a nombrar
Comandante de la Armada pero al asumir el mando usted tiene que solicitar el
retiro de unos oficiales y me presentó una lista de oficiales, todos de
capitanes de fragata de mi curso.
Yo le respondí que, si esa era la condición para asumir el Comando de la
Armada, yo no aceptaba y prefería regresar a Buenaventura. Al Coronel Navas no
le gustó mi reacción pero me dijo: -hable con el Presidente y explíquele sus
razones- Efectivamente,
al día siguiente volví al Palacio (ya estaba el Presidencia funcionando en el
Palacio de San Carlos), subí a su despacho, previa citación que se había
programado. Al General Rojas le explique exactamente lo mismo que le dije al
Coronel Navas; él se quedo un rato pensativo y me dijo: mire Erazo, me gusta su
actitud, por que para mí, la lealtad es una virtud y esa virtud genera
confianza. Por lo tanto le confirmo mi decisión de nombrarlo Comandante de la
Armada; si durante su comando usted considera que hay merito para retirar a
algunos oficiales se lo hace saber al Ministro de Guerra. Esto nunca sucedió
porque durante mi comando no se retiro a ningún oficial de la Armada por
voluntad del gobierno. No pude asumir el cargo inmediatamente por que tuve que
regresar a Buenaventura para entregar el cargo de Administrador de Aduanas que
ya había sido integrado, a lo que se llamo la Intendencia General del Puerto de
Buenaventura, para centralizar la administración del puerto y de los servicios
bajo un solo mando. Entregué el
cargo al Coronel retirado de la Fuerza Aérea Enrique Santamaría Mancinni y
regresé a Bogotá. Me presente al General Rojas para agradecerle su confianza y
me encontré con la novedad que, el decreto por el cual se me nombraba Comandante
de la Armada Nacional, en el cual además se hacian numerosos
traslados, había salido con fecha de abril. El relevo de mando se hizo más o menos
el 20 de mayo, reemplazando al Capitán de Navío Juan A. Pizarro quien fue
enviado a Washington como Agregado Naval. Ese mismo día se transmitió por
radio a todas las unidades de la Armada el siguiente mensaje: A partir de las 12
del día de hoy (20 de mayo de 1954) asumo el mando y administración de la Armada
Nacional. No hubo ceremonia de relevo simplemente una formación en la guardia y
la presencia de los oficiales del comando. ¿Su primer viaje
a Cartagena como Comandante de la Armada? No recuerdo bien
la fecha pero si de los hechos. Mi
primera visita para enterarme de la situación lo hice formando parte de la
comitiva de viaje que hizo el General Rojas a Sta Marta y luego a la Guajira; yo
ordené desplazar una Fragata a Sta Marta para que la Armada se hiciera presente
de esa visita del Presidente Rojas, a quien invité a que navegara de Sta Marta a
Cartagena, cosa que el no pudo aceptar por interferir con su programa de trabajo
y sus itinerarios, pero yo si me embarque en la fragata y navegué hasta
Cartagena, e hice mi primera visita entrando por mar, se aplicó todo el
protocolo naval para un Comandante Armada abordo. ¿Cómo empezó la
modernización de la ARC? En la
conversación que tuve con el Presidente para confirmarme Comandante de la
Armada, me expresó su intención de modernizar la Armada, para lo cual yo debería
presentarle un plan completo; entonces yo comencé ya a desarrollar lo que
esto significaba. Mi primer
objetivo era conocer qué proyectos estaban en desarrollo. De esos había tres de
significación, el primero, la iniciación del muelle marginal de la Base que
estaba suspendido por falta de fondos. El otro proyecto que se había empezado
pero en Barranquilla con la Unión Industrial, era la construcción de tres
cañoneros de río. El tercer
proyecto, era la adquisición de un destructor para lo cual habían tres ofertas
aún en estado de embrión que estaban a nivel de la Fuerza Naval pero no a nivel
Comando, una de ellas proveniente de Estados Unidos para proveer un destructor
de la clase Fletcher, la otra era de la Gran Bretaña para un destructor de
la clase DARING y la tercera de los astilleros suecos KOKUNS y
GOTARVERKEN para construir dos destructores de la clase Holland.
Otra cosa
importante hice en mi visita a la Base Naval, después de inspeccionar la Cámara
de Oficiales, que era tal vez el edificio más viejo, pués desde comienzos de la
Dirección General de la Marina, este edificio que había tenido múltiples usos,
primero albergó a la Escuela de Maquinistas, que funcionó por lo menos dos años
antes de iniciar labores la Escuela Naval, después también funcionó la Escuela
de Grumetes, por consiguiente estaba en un estado de deterioro que no reunía las
condiciones de confort e higiene para servir como Cámara de Oficiales. Se ordenó
al departamento técnico de la Base alquilar o conseguir con el municipio de
Cartagena la maquinaria apropiada para demoler ese edificio y construir una
nueva cámara. Se dio un plazo de tres semanas para terminar con ese programa. Al
regresar a Cartagena no quedaba de ese edificio sino el hueco y en Bogotá ya se
había considerado la necesidad de construir la nueva cámara y se hizo el
contacto con tres o cuatro constructoras para que presentaran planos. Mientras
tanto, los oficiales que estaban alojados en la cámara, que no eran muchos, se
alojaron en la Escuela Naval y algunos en las unidades a flote.
Afortunadamente
lo hablado con el General Rojas y las intenciones que él tenia, fueron para mi
como una póliza de seguro; esto sumado a la excelente colaboración del cuerpo de
oficiales a nivel de Comando Armada y las excelentes relaciones que establecí
con el Ministro de Hacienda Carlos Villaveces; con el director de presupuesto
Capitán de Administración de la Armada Enrique Gamboa, Etc. Enumero aquí a los
oficiales que tal vez tuvieron más influencia en el desarrollo de los proyectos
de la Armada, como el Contralor General de la Republica, Coronel Alberto Ruiz
Novoa y las simpatías que despertó la idea de modernizar la Armada en el
comandante General de las Fuerzas Armadas General Alfredo Duarte Blum y del
Ministro de Guerra General Gabriel Paris Gordillo. ¿Cómo fueron sus
relaciones con el Contralmirante Rubén Piedrahita
Arango? Primero... con
el Capitán Piedrahita... nombrado por el general Rojas Pinilla,
Gerente del Instituto de Crédito Territorial y luego Ministro de Obras
Publicas, pero operábamos en diferentes orbitas, pero siempre teníamos
relaciones personales muy cordiales. La Armada le rindió dos homenajes, uno con
motivo de su nombramiento como Ministro, y otro, cuando ascendió a
Contralmirante, con el Capitán de Navío Luis Baquero. ¿Cuál fue la
clave de su éxito en esta rápida transformación de la Armada?
Es importante
anotar que, en el Gobierno Militar, las relaciones no eran entre instituciones
sino entre personas, y yo me di cuenta de eso, entonces logré sacar gran
ventaja, para beneficio de la Armada. Así se logró la adquisición de un bloque
completo del conjunto habitacional Antonio Nariño, cuyos apartamentos se
destinaron para las familias de los oficiales navales del Comando en Bogotá,
también se compraron otros inmuebles en el Norte de Bogotá que se destinaron al
Jefe de Estado Mayor Naval, al Jefe de Operaciones Navales y al Director de
Administración, además se adquirió la casa para el Comandante de la
Armada. ¿Cómo se llegó a
decidir la compra de los destructores suecos?
Para el viaje a
Colombia de los representantes y técnicos de los astilleros suecos, se formó una
comisión de oficiales de la Armada, para que conjuntamente adelantaran los
estudios pertinentes. Esto tomo varios meses de intenso trabajo. Al General
Rojas se le presento el proyecto definitivo (no olvidar que el General Rojas era
ingeniero civil graduado en los Estados Unidos, experto en construcción de
aeropuertos y tenia bastante experiencia profesional), acompañado de la maqueta
a escala del destructor, al cual, le puse el nombre, como señuelo, de “ARC 13 de
Junio”. A demás de lo anterior, el proyecto también le gustó al General Rojas,
por que las especificaciones de los buques le daban a la marina de guerra
colombiana superioridad en caso de cualquier posible conflicto con
Venezuela. El General Rojas
entonces ordenó proceder con la parte financiera y legal de los contratos y
ordenó que se los presentaran tan pronto estuvieran terminados; aquí
intervinieron las dependencias del Gobierno que tenían que ver con finanzas y
jurisprudencia y, un vez terminado, el proyecto del contrato se llevo al estudio
del General Rojas, quien convocó una reunión especial de muy alto nivel para
perfeccionar los contratos que finalmente fueron aprobados para la adquisición de los dos destructores
suecos.
En
la fotografía aparecen de izquierda a derecha, de pie: Guillermo Arbeláez
(abogado asesor del Gobierno Sueco), Capitán de Corbeta Oscar Herrera
Rebolledo, Teniente de Navío Oscar Perilla Merchan (Ayudante del Comando).
Sentados: Helmer Hallberg, (Consul de Suecia), Josef Richard Ljunggren,
Capitán de Fragata Jaime Erazo Annexy (Comandadnte de la Armada), Ckockums
Mekaniska VerkStads Akliebolag y el Capitán de Fragata Agustín Rey (Jefe de
Estado Mayor Naval) -Agosto 12 de 1954-
Ya
graduado de bachiller, mi primer pensamiento fue estudiar medicina, pero resolví
esperar un tiempo, por ser una carrera demasiado larga y no cuadraba con mi
temperamento. En esos días salio en la prensa un anuncio, invitando a jóvenes de
18 a 20 años a ingresar a la nueva Escuela Naval que se abriría en Cartagena; me
llamo mucho la atención; me parecía que era la gran aventura e hice la
aplicación y presenté los exámenes de admisión y físicos los cuales aprobé. En
estas mismas circunstancias había un grupo representativo de aspirantes de los
diferentes departamentos del país, a todos los cuales se les había dado una
cuota. Para febrero del 1935 ya se había incorporado un grupo de más o menos 25
o 30 aspirantes, con quienes establecí una amistad muy agradable, pues a todos
nos animaba mucho la aventura que íbamos a iniciar. Estuvimos en Bogotá los
meses de febrero, marzo, abril, hasta principios de mayo, cuando nos reunieron
para viajar a Cartagena.
¿Cómo
fue su llegada a Cartagena?
Ya estaba trabajando la
misión inglesa y estaban fondeados en la bahía los destructores MC Caldas y MC
Antioquia, adquiridos por el gobierno colombiano para la emergencia del
conflicto con el Perú. Estos buques, como se sabe venían totalmente tripulados
por ingleses que había contratado el gobierno, desde su comandante haSta el
último marinero. Parte principalísima de esta misión naval fue el personal que
asignaron para la nueva Escuela Naval, cuyo Director fue el Capitán de Corbeta
Ralph Binney, comandante de los cadetes y un teniente inglés de apellido
Sharktey. Después, con el tiempo, los fueron reemplazando oficiales colombianos,
algunos que ya habían sido traslados al escalafón naval y otros venidos
directamente del Ejército. Entonces fueron remplazando al personal inglés,
especialmente en lo que se refiere a la Escuela Naval.
¿Cuál
es el oficial que más recuerda?
¿Cual
es su concepto sobre la misión inglesa?
¿Cuéntenos
cómo se originó la primera “Corredera”?
Entre las
actividades profesionales sobresalientes como parte de prácticas estrictamente
con la profesión naval se destacan las siguientes: una o dos veces al año los
destructores Caldas y Antioquia, hacían prácticas de tiro con el armamento
principal. En estas prácticas de tiro los cadetes ejecutivos se entrenaban para
disparar un cañón el día del ejercicio; pero los cadetes ingenieros madrugábamos
para ir a bordo de los destructores con el propósito de levantar presión de las
calderas, hacer el alistamiento de los departamentos de máquinas para el zarpe,
que normalmente era después del la izada del pabellón. Cuando esta ceremonia se
iniciaba, los ingenieros ya llevábamos tres o cuatro horas trabajando en las
maquinas y calderas de los destructores.
Aparte de las largas
singladuras donde los cadetes ejecutivos practicaban
navegación
y marinería, los ingenieros nos encerrábamos en los cuartos de máquinas y
calderas, pero aparte del aspecto instructivo, tenía dos cosas importantes: en
Sta Marta el Capitán Binney que era un hombre que tenía como cualidad suprema una gran
actividad, organizó una excursión hacia la Sierra Nevada de Sta Marta para los
cadetes, cuya marcha y objeto final, era un punto llamado Vista de Nieve;
salimos temprano de Sta Marta y caminamos subiendo y subiendo hasta llegar al
atardecer a la finca El Recuerdo, propiedad de don Pablo Garcia quien era un
ex-cadete de la Escuela Naval de 1904; allí pernoctamos y al día siguiente muy
temprano continuamos la marcha hacia Vista de Nieve, una especie de picacho con
un vista panorámica hacia los picos blancos de la Sierra Nevada. Después de un
descanso breve y aprovechar las quebraditas cristalinas para asearnos, empezamos
el regreso a Sta Marta, donde la sociedad del lugar nos atendió en forma
espléndida, pués nos ofrecieron una fiesta llamada “Sevilla” de recuerdo
imborrable, de la cual, fue parte activa en su coordinación, el cadete Luis
Rivera oriundo de Sta Marta quien era muy sociable y muy
simpático.
¿En
esa época la Escuela desfiló en Bogotá?
¿Cómo
fue la ceremonia de Graduación?
La ceremonia de graduación
se efectuó el 11 de Nov de 1938, en el edificio que hoy ocupa Infantería de
Marina. Entonces existía únicamente el bloque central. Fue muy hermosa, elegante y severa y al
mismo tiempo alegre; estuvo presidida por el entonces Presidente de la Republica
Doctor. Eduardo Santos; asistieron su esposa, varios ministros, autoridades
locales y las familias cartageneras de las madrinas de grado, institución que se
creo en esa ceremonia. Era la graduación de la primera
promoción.
¿Cómo
fue su primer crucero de oficial?
A mi regreso de los EEUU,
ya ascendido a Capitán de Fragata Ingeniero y gracias a Dios con mi salud
recuperada, más o menos a mediados del mes de mayo del 53 viaje a Bogotá a
recibir instrucciones sobre mi nueva destinación. La situación que se notaba en
el ambiente derivada de la gravísima violencia política que existía en el país,
se mencionaba que podía sobrevenir un golpe de estado como en efecto sucedió el
13 de Junio del 53.
En realidad no hubo
cambios en la estructura naval que se venia gestando a través de los años en los
diferentes y sucesivos gobiernos. Donde si hubo cambios fue en las realizaciones
para seguir las intenciones y materializar los deseos del General Rojas
Pinilla. Este plan fue bastante
acelerado y se continuó con la construcción del muelle marginal, la construcción
de la nueva Cámara de Oficiales y la continuación del programa de la
construcción de los cañoneros. En
cuanto a la adquisición de nuevas unidades para la flota, le presenté al General
los tres proyectos y él de plano descarto la idea de que siguiera la Armada
adquiriendo buques viejos; pero le llamó la atención la propuesta que ofrecían
los astilleros suecos y me dio la orden que estudiara con detenimiento el asunto
y, una vez terminado, le hiciera la correspondiente
presentación.
Al programa de adquisición de los buques suecos se le dio el nombre de “Operación Cupica”. Cuando los buques estaban en construcción por el año 1956, se comenzó a gestionar y a configurar lo que se llamo “Operación Firpo” que vendría a constituir el programa completo de instrucción de las tripulaciones, el apoyo logístico y el suministro para los diferentes departamentos de los dos buques, y el equipamiento de un taller en la Base Naval de Cartagena para tecnificar el mantenimiento de los buques, el entrenamiento de personal, el apoyo logístico e inventario de repuestos. Este contrato se comenzó a configurar pero nunca llego al nivel de análisis y discusión, por que por esos días ya estaba la situación sumamente tirante y no se veía en que forma iba a continuar el gobierno.
Nos llegó el 10 de mayo de 1957, cuando cambió el gobierno, sin haber podido tener un esquema completo de lo que iba a ser este proyecto. Mi primera preocupación cuando ya se veía inminente el desenlace, fue tratar de evitar que estos buques destructores fueran víctimas del cambio de gobierno. La primera medida inmediata que yo tome fue enviar una señal cifrada al Capitán Ricardo Azuero, jefe de la comisión de la Armada ante los astilleros que construían los buques ordenándole el cambio de nombre del destructor “ARC 13 de Junio” por “ARC 7 de Agosto”. El “ARC 20 de Julio” mantuvo su nombre desde el principio. Con esto creí yo que por lo menos se evitara la malquerencia que podría sobrevenir sobre los destructores.
¿Cómo se organizó el crucero a Suecia?
En el año de 1955, se hizo un crucero a Europa con las fragatas “ARC Almirante Padilla” y “ARC Almirante Brion” para llevar la comisión de oficiales y cadetes que ingresaron a la Escuela de la Armada Sueca, como los suboficiales técnicos y tripulaciones. Esto fue a finales del 55. La “ARC Almirante Padilla” iba comandada por el Capitán de Corbeta Eduardo Wills Olaya y la “ARC Almirante Brion” por el Capitán de Corbeta Aurelio Perico; aquí me desprendí del Ayudante General del Comando de la Armada, en ese entonces Capitán de Corbeta Guidberto Varona, quien fue nombrado Segundo Comandante de la Almirante Padilla. Este crucero se extendió después de cumplir la misión en Suecia con una visita a Kiel a Prot Mouth, en Inglaterra, con desfile en Londres ante el Monumento del Almirante Nelson en Trafalgar Square. Luego, se visitó el puerto de La Coruña, al norte de España y de este lugar los buques regresaron a Cartagena.
¿Y la travesía del Atlántico al Pacífico en canoa?
Para el año siguiente
no se autorizo crucero anual de instrucción de cadetes como se acostumbraba por
razones de presupuesto. Para remplazar el crucero se planeo en el 1956 y se
autorizó lo que se llamo “Operación Truandó”, que consistió en embarcar en una
fragata al curso que le correspondía el crucero de instrucción de Cartagena a
Turbo; allí los cadetes desembarcaron y abordaron lanchas para remontar el Río
Atrato hasta donde pudieron navegar, luego se continuó en canoa, hasta donde fue
posible navegar, y luego, a pie hasta salir al Océano Pacífico, en un punto
determinado de la Bahía de Humbolt.
Mientras tanto, la fragata había pasado el Canal de Panamá, y esperó la llegada de la expedición en un punto preestablecido. La fragata estaba comandada por el Capitán de Corbeta Jaime Parra y la expedición por el Teniente Coronel Luis Millán. Esta expedición tuvo la importancia de que la integraba también un grupo de ecólogos, biólogos e ingenieros que elaboraron un importantísimo informe de la región, sobre los temas relacionados con sus especialidades.
¿En qué momento se decidió construir la Escuela Naval en la isla de Manzanillo?
Desde tiempo atrás se pensaba construir la Escuela en dicha isla pero esto no podía materializarse hasta definir quien era el dueño de Manzanillo. En el año de 1956, se logró el traspaso definitivo de la propiedad de la isla de Manzanillo a la Armada Nacional.
Una vez obtenido este titulo se procedió de inmediato a dar los pasos para planear y construir la Nueva Escuela para 500 alumnos. Para el estudio y construcción se contrató a la empresa Obregón y Valenzuela y para tener un concepto claro de como debería ser esta nueva escuela se envió al gerente de dicha firma, acompañado de un oficial naval a visitar varias escuelas navales de América Latina. El objetivo principal de estas visitas era analizar las proporciones de las diferentes áreas para las diferentes actividades que requerían 500 alumnos, así se visitaron las escuelas navales de Perú, Chile, Argentina y Brasil.
El
estudio, los planos y todos los componentes se realizaron en un término de dos
meses obteniéndose un óptimo resultado que logró acelerar los aspectos legales,
administrativos y financieros para emprender la obra. Cuando se iba a hacer el vaciado de la
primera columna de concreto, a manera de colocación de primera piedra, se
efectuó una ceremonia a la que asistieron el Comandante General de las Fuerzas
Militares, las autoridades civiles de Cartagena, el Comandante de la Fuerza
Naval, el Director de la Escuela y, quien esto relata, como Comandante de la
Armada. Se escribió un documento como una especie de Acta y se firmó por todos
los presentes y se metió en una caja metálica, marcándose en el cemento la fecha
y la razón del documento, y este, se colocó al pie de la columna del
envarillado, antes de vaciar el cemento.
Se sacaron varias copias que me figuro, alguna existe, por lo menos la
que corresponde a la Escuela Naval.
Durante mi reciente y ultima visita a la Escuela Naval, que trataré más adelante, localicé exactamente la columna bajo la cual esta sepultada el Acta de iniciación de construcción de la Escuela Naval. Esta columna fue indicada a los oficiales de la Escuela que me acompañaron durante mi grata visita.
¿Qué pasó cuando el General Rojas se retiró de la presidencia?
Una vez que se produjo la renuncia del General Rojas y asumió la Junta Militar de Gobierno, yo tuve dos reuniones importantes, una en el Comando de la Armada con la oficialidad del Comando y otra en Cartagena a la que ordené que asistieran todas las tripulaciones de todas las unidades, los cadetes de la Escuela Naval y la oficialidad. En ambas ocasiones hice resaltar la enorme deuda de gratitud que le debía la Armada el General Rojas Pinilla por la manera como apoyó y auspició los programas que se desarrollaron en la Armada durante su gobierno. También expresé en ambas reuniones, que era posible que yo no continuara en el Comandando de la Armada Nacional.
Por que se retiro de la Armada?
En relación con mi retiro de la Armada, la situación que se presentó fue la siguiente. Al estar gobernando la Junta Militar, el General Gabriel París que era su presidente, me contó que ellos pensaban nombrarme de agregado naval en Lima (Perú); entonces yo le manifesté que para mí eso no representaba ningún futuro. Seguidamente me dijo que me nombraría agregado en Washington, a lo cual yo le manifesté que no me parecía correcto, ya que hacía apenas tres meses yo había recomendado, como agregado en Washington, a mi compañero el Capitán de Navío Hernando Cervantes y sería muy poco elegante que yo lo remplazara; entonces la alternativa fue nombrarme representante de la Armada en la Junta Interamericana de Defensa. Esto sucedió en el mes de julio del 57 y se me canceló, digo yo, prematuramente en el mes de marzo del 58, después de nueve meses. Lo que sí me sorprendió fue, que en lugar de nombrar en el Comando de la Armada a quien me sucedía en antigüedad, que era el Capitán de Navío Augusto Porto Herrera, la Junta Militar resolvió llamar de su retiro al Contralmirante, recien ascendido, Juan Pizarro, a quien como cosa curiosa yo le recibí el Comando de la Armada en 1954.
Pensando en mi futuro, me imagine que no tenia cabida en ninguna posición que se equiparara a mi categoría de Comandante de Armada y para no sentirme arrimado a ninguna oficina administrativa, resolví desde Washington, solicitar mi retiro de la Armada por voluntad propia, el cual me fue concedido por medio del decreto 532, de fecha 8 de Marzo de 1958, con retiro efectivo a partir del 20 de Junio del mismo año.
¿Su retorno a la vida civil?
Yo había enviado resúmenes
de mi hoja de viada, buscando alguna actividad a la cual dedicarme, para poder
trabajar y sostener mi familia. Tuve la suerte de que una compañía inglesa,
fabricante de motores estaba buscando una persona para que la representara en la
promoción y venta de motores marinos de propulsión con aplicaciones auxiliares;
así fue como por el intermedio de un amigo se me informo que el presidente de la
compañía “Lister Blackstone” le
había insinuado mi nombre para lo cual se llevo a cabo una reunión en Bogotá, en
la cual se decidió mi vinculación con un entrenamiento en sus fabricas de
Inglaterra, que tuvo una duración de casi tres años, a cuyo término, me enviaron
a cubrir las islas del Caribe y Centro América con base en la Habana, Cuba,
Aquí comencé mi nueva vida de retiro con muchas y variadas circunstancias. Comenzando por que en Cuba a los pocos meses, más exactamente el 1 de enero de 1959, triunfó le revolución de Fidel Castro, quien expropió las principales empresas de Cuba, entre ellas las la Lister Blackstone, lo que terminaba mi estadía en Cuba y se me autorizó, en forma temporal, mi traslado a Miami. Para 1964 continué la representación que tenía, desde Colombia, específicamente desde Cartagena, hasta 1976, cubriendo los negocios de la Compañía en América del Sur. Cuando me traslade a Miami con mi familia, continué la representación de la Compañía en México y Centro América, que marco prácticamente la radicación con mi familia en los Estados Unidos.
Reconocimiento del Grado de Almirante Honorario
Después de
tanto recorrer dentro y fuera de la Armada tuve la más grata compensación de mi
vida que fue mi ascenso del grado de Capitán de Navío al grado de Almirante
Honorario de la Armada. Mi
ceremonia de ascenso se llevo a cabo el día 18 de septiembre de 1999, en el
Consulado de Colombia en Miami, por no haber podido viajar a Cartagena por
razones de salud cuando se hizo la ceremonia de ascenso a los almirantes
honorarios Augusto Porto y Orlando Lemaitre. Yo considero este ascenso, como el
mejor legado que pueda dejar a mi familia por el alto honor que el
representa.
¿Su visita a la Escuela Naval a principios del 2003?
A principios del presente año, efectivamente visité Cartagena por motivos familiares, pero tuve tiempo de visitar la Escuela Naval, para tener una charla con los cadetes. Esta charla fue grabada y en ella hice énfasis de lo que se llama y se repite tantas veces, la “mística naval”, que no es simplemente un concepto pragmático sino algo que lleva el marino en el alma y en su conciencia y que puede definirse simplemente en una frase: “servir la Armada y no servirse de ella”.
Le pedí al cuerpo de cadetes que me cantaran el Himno de la Armada, algo que me emociona mucho, almorcé con ellos en un puesto que escogí al azar y pase horas de mucha recordación, además me di cuenta, y en silencio medité que, cuando fui comandante de la Armada, ninguno de los presentes, entre oficiales y cadetes, había nacido.
Que piensa de la Armada de hoy.
Mi concepto de la armada es simple, así como va: Avante y a toda maquina, en sus tres dimensiones, aire, mar y tierra que demanda la situación actual del país.
Que piensa de La Cyber-Corredera.
Cyber-Corredera para mí, es como un tercer testamento en los tiempos modernos. La labor de Cyber-corredera hace que en el futuro se convierta en una especie de “Biblia” de la Armada.
Que mensaje desea enviarle a la familia naval?
La
familia naval nació con la Armada Nacional y continua en el retiro, por que uno
se retira de la Armada pero la Armada no se retira de uno.
Por: Jaime Borda
M
CN
31-010 |
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Trinquete
romántico
CYBER-POESÍA MARINERA
"CUANDO
MUERA"
Mar Mar blanca Mar de nácar Mar con espuma de nata Mar con alas de plata Mar salada en cataratas Mar callada del alba Mar con sirenas del alma Juan Fernández MI BOTE Yo un día cogí mi
bote Pero las olas del mundo Pero yo no me
asusté Cada ola que
venía Y terminaré
ahogado Juan Fernández |
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Referencia
Bricbarca de tres palos construida en 1937 en Alemania como buque escuela de su armada, su primer nombre fue el de "Albert Leo Schalageter", pero durante la II Guerra Mundial fue transformado para cumplir misiones de avituallamiento de la flota del mar Báltico.
Por su actividad en la guerra sufrió daños de importancia, y tras la rendición alemana fue tomado por la US Navy y transportado como botín de guerra a los Estados Unidos y rebautizado con el nombre de "Horst Wessel", donde se reacondicionó y modernizó para el entrenamiento de los cadetes de Annapolis. En 1961, previo convenio de ayuda militar fue cedido a Brasil, donde prestó servicios con el nombre de "Guanabara" y, finalmente, en 1962, el gobierno brasilero lo vendió a la Armada de Portugal, que lo adquirió para reemplazar al "Sagres", que había sido botado en 1896 y era inoperante. Actualmente es el buque-escuela de Portugal.
Sus velas cuadradas llevan cruces rojas. Tiene una tripulación de 218 hombres, incluidos 12 oficiales y 86 marinos profesionales. Su casco es de acero y tiene color blanco con franja negra. Sus clásicos cruceros por el Atlántico, tanto en la zona norte como en la sur, vienen a cumplir la extensa tradición marinera de Portugal.
Aparejo: Bricbarca de tres palos |
Motor:
Diesel
750 HP | ||
Puerto base: Lisboa |
Propietario:
Armada
portuguesa |
ZAFARRANCHO
GRAFICO
NO
DEJÓ NI UNA....
En Reinado
Nacional de Belleza, aparece el Coronel IM José Ramón Calderón
Zambrano CN 38-004, "tirando paso" con la señorita
Valle (foto superior) quien después fue
elegida Reina Nacional de Belleza y con la beldad de
Norte de Santander (foto inferior). Quienes lo observaron
con envidia dicen que Chepe poco se atrevía a bajar la vista con esta
última. Además, ese día se bañó con agua de rosas, abandonó el bastón
y se tomó un frasco de viagra...
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Cyber-chisme al servicio de la información
naval |
Mauricio Soto Gómez, señora e hijos:
Bogotá
Queridos Mauricio, Carmencita, muchachos:
Regina y los chicos se unen a mi con inmensos sentimientos de afecto y de cariño para hacernos partícipes de esta meta profesional que colma bellas expectativas y constituye la retribución a una trayectoria profesional competente, íntegra, generosa y diáfana, enmarcada con múltiples realizaciones institucionales durante las distintas etapas, grados, cargos y jerarquías, sin pretensiones ni ambiciones diferentes que servir al país a través de esa gran empresa que es la institución naval.
Reciban el saludo afectuoso y emocionado por esos galones dorados del Almirantazgo, cuyos hilos se tejieron en momentos aciagos, se hilvanaron con grandes ejecutorias al timón de la Armada, y en justicia se trocaron en la realidad de sus merecimientos que a nosotros no hinche de orgullo.
Deseamos que Cartagena nos de ocasión de brindar con ustedes por este motivo tan especial que nos llena de orgullo, al calor de los de los afectos y de la amistad sincera.
Un inmenso abrazo,
Jairo Cardona Forero CN 37-018
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