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La historia nacional de alguna manera recoge sus luchas en las turbias aguas del río, y en las dependencias del Estado, pero su primera etapa como eficaz colaborador de las fuerzas navales patriotas no ha merecido mayor atención de los historiadores. Por tal motivo a ésta primera fase de su vida al servicio de su patria adoptiva se hará referencia.
ANTECEDENTES DE ELBERS
Johann Bernhard Elbers, nació en Mulheim Am Rhein, Rheinland, actual partido de la ciudad de Colonia, el 29 de diciembre de 1776, hijo menor del matrimonio de Peter Wilhelm Elbers, y Katharina Dorotea Jaeger, familia de tradición germana, y dueños de una buena fortuna.
De sus primeros años de vida en Alemania poco conocimiento se tiene, al parecer Juan Bernardo dado que había nacido en las cercanías de Río Rhin, primera arteria fluvial de Europa, aprendió allí sobre el comercio y las actividades fluviales y marítimas, negocios que continuó con éxito el resto de su vida. Una tradición, o leyenda familiar, indica que Elbers, mientras pertenecía al ejército prusiano, en un duelo dio muerte a un compañero de armas por haber ofendido de palabra a la Reina de Inglaterra, motivo por el cual tuvo que huir de Alemania, y radicarse en los Estados Unidos.
En éste país apenas se estaba iniciando el uso de buques de vapor. Como referencia, se debe recordar que el primer resultado comercialmente exitoso de un buque a vapor fue obtenido por el norteamericano Robert Fulton cuando el 17 de agosto de 1807 el vapor , diseñado y construido por él, navegó a unos 5 nudos (8 Kmts por hora) entre las ciudades de Nueva York y Albany sobre el Río Hudson.
Es bien posible que Elbers haya conocido en los Estados Unidos las técnicas de navegación a vapor y que posteriormente, atraído por sus lecturas sobre Humboldt y sus viajes por Colombia, y evidentemente también por la posibilidad de continuar sus negocios como comerciante y armador, se trasladó a la Antillas. A partir de ahora, San Bartolomé, Granada, Margarita, Curazao, Aruba etc. Serían su “habitat”.
Elbers era un luchador por naturaleza, con una visión de largo plazo y acostumbrado a acometer grandes empresas. Si se hubiera tratado solamente de un hábil empresario, dedicado a sus negocios, pero sin una visión universal, posiblemente hubiera permanecido en las Antillas, enriqueciéndose con sus actividades como comerciante y armador marítimo, y habría terminado plácidamente sus días en alguna de las paradisíacas Islas del Caribe, pero sin llegar a hacer parte de la historia de Colombia.
Esta visión le permitió entender la trascendencia de las luchas que se estaban gestando en el Caribe, en Sur y Centro América, por la independencia de un continente casi desconocido pero más grande, más rico y que ofrecía muchas mas oportunidades que su nativa Europa. Entonces comprendió que tenía la oportunidad de hacer parte de la gesta de todo un continente buscando su independencia, y decidió auxiliar en su noble tarea a otro visionario y luchador: el General Simón Bolívar, a cuya epopeya se vinculó, a través del Almirante Luís Brion, oriundo de Curazao, y como Elbers, comerciante y armador marítimo, actividad en la cual debieron trabar amistad.
LA SITUACIÓN EN EL CARIBE
A pesar de que el movimiento revolucionario se extendió desde principios del siglo XIX por todas las Américas, por muchas razones, no todos los pueblos fueron partidarios de separarse definitivamente de España. Lo anterior dio lugar a un proceso de luchas intestinas en torno a la fidelidad a la corona española. La Nueva Granada no fue una excepción: mientras algunas ciudades como Socorro, Cali y Cartagena se mostraron decididamente patriotas, otras como Pasto y Santa Marta, pretendían seguir fieles a la Corona. Estas diferencias produjeron un enfrentamiento entre Cartagena y Santa Marta, en el cual además de los aspectos políticos, había un trasfondo económico.
Entre estos enfrentamientos se destacó el combate en el que las fuerzas de Cartagena recuperaron el control del Golfo de Morrosquillo, que habían tomado los samarios como medio para aproximarse a Cartagena. Fue comandada la operación por el Coronel venezolano Miguel Carabaño, quien al mando de unos 150 hombres a bordo del bergantín, “Independiente”, las goletas “Constitución”, “Valerosa” y “Momposina”, y otras embarcaciones de menor tamaño, el 22 de noviembre de 1812 tomó a Tolú, y el día 26, después de un corto combate tomó igualmente el fuerte de Cispatá. Este combate se consideró como el bautismo de fuego de la Fuerza Naval que posteriormente constituiría la Armada Patriota.
Estas luchas, que en el fondo no tuvieron significación política, tuvieron la importancia de haber constituido el germen para la formación de la Marina de Guerra Patriota, que hasta ese momento en realidad era de la ciudad de Cartagena de Indias. Al llegar a las Américas la expedición “pacificadora” de Pablo Morillo, esta fuerza naval en términos generales constaba de:
Fragatas: “Amilcar”, “Americana” e “Indagadora”.
Goletas: “India”, “Los dos amigos”, “Intrépido Patriota”, “Nuestra Señora de las Mercedes”, “Nuestra Señora del Carmen”, “La veloz”, “Valerosa Momposina”.
Hay también referencia a la existencia de goletas de guerra” lo cual evidentemente indica que portaban armamento: la “Constitución”, y otra de nombre no especificado.
Bergatines: “Alejandro”, “San José” e “Independiente”.
Corbetas: “Dardo” que intervino en la defensa de Cartagena durante el sitio por Morillo en 1815, e “Indagadora”.
Pailebotes: Figuró en la Marina de Cartagena un pailebote de nombre “Ejecutivo” , que a mediados de 1815 tuvo una destacada actuación, al mando de Alférez de Fragata José Padilla, en la captura de la Fragata Española “Neptuno”.
Flecheras: “Barinesa”, “Guñeres” y Cariaqueña”.
Para reforzar esta limitada Fuerza Naval, única garantía de su supervivencia se decidió acudir a la figura de los buques corsarios, con lo cual además de interferir el comercio marítimo enemigo, le procurarían ingresos al fisco de la ciudad, y protegerían el comercio propio. Así las cosas, por el año de 1814, operaban con bandera de corzo al menos nueve buques, sin que se sepa a ciencia cierta sus características: Goleta , “Intrépida Patriota” embarcaciones “Cometa”, “Presidente”, “El Conejo”, “La Antepresa”, “El Gustavo”, “El Defensor de la Patria”, “La Estrella”, “El Piñeres”, “La Republicana” y “Nuestra Señora de la Popa”.
EL SITIO DE CARTAGENA
Decidido el
gobierno español a recuperar el control de sus colonias, puso a órdenes del
General Pablo Morillo un ejército expedicionario con la misión de “restablecer
el orden en costa firme desde la Capitanía General de Caracas hasta el Darién, la
ocupación de Cartagena de Indias y la pacificación del Nuevo Reino de
Granada...” La fuerza terrestre incluía en total unos 10,600 combatientes, y el
componente naval estaba constituido por un navío de línea, el “San Pedro de
Alcántara”, las Fragatas “Diana” e “Ifigenia”, 14 buques de combate de tamaño
menor y 41 buques de transporte.
Esta formidable fuerza arribó a Santa Marta el 23 de julio de 1815, en donde se aprestó para el ataque al principal de los objetivos fijados: Cartagena de Indias. Teniendo en cuenta la experiencia con sitios anteriores a la ciudad, especialmente el de Almirante inglés Vernon en 1741, Morillo en lugar de presentar combate directo, había decidido rendir la ciudad por hambre, sitio que se estableció el 22 de agosto de 1815.
En efecto, el férreo cerco terminaría por agotar las provisiones para la población civil, así como la pólvora para las armas, la ciudad estaba viviendo horrores inimaginables; los muertos por inanición sumaron miles, a los que se agregaban los producidos en los combates, y los causados por las enfermedades. Las duras condiciones de asedio, las disputas internas entre la ciudadanía y las autoridades patriotas y los descalabros militares en las afueras de la ciudad, fueron minando la disciplina y la capacidad defensiva de la ciudad, hasta que el 27 de noviembre se optó por abandonar la plaza.
Para el efecto, el Capitán corsario Aury recibió instrucciones de aprovisionar las embarcaciones disponibles para evacuar la máxima cantidad de habitantes de la ciudad que fuera posible. En estas embarcaciones, trece en total, se apiñaron unas 2,000 personas; de ellas unas 1,500, jamás regresarían a su ciudad.
Al anochecer del 5 de diciembre, zarparon hacia la incertidumbre. Por las condiciones del tiempo, algunas de las embarcaciones se dispersaron, yendo a parar a Panamá, al Darién, a San Andrés etc. Solamente tres naves: la “Constitución” , que comandaba Aury, la y “Sultana” posteriormente la goleta corsaria a órdenes del Alférez de Fragata José Padilla, lograron después de un mes de navegación, arribar a las costas de Jamaica.
ELBERS Y LAS CAMPAÑAS NAVALES
Hallándose en Jamaica, el entonces Coronel Simón Bolívar, tuvo noticias del sitio al que Cartagena estaba siendo sometida. Mediante una colecta en la isla, obtuvo pertrechos y provisiones para auxiliar a la martirizada ciudad, los cuales se embarcaron en la Corbeta “La Popa” que zarpó hacia Cartagena el 18 de diciembre de 1815. Al día siguiente del zarpe, esta embarcación se encontró en el mar con el Buque “Republicano” , sobreviviente del asedio, comandada por el Capitán Joany, por quien se enteraron de la suerte de la ciudad.
El Libertador cambió su itinerario y se dirigió a Haití, en donde esperaba recibir el apoyo de su Presidente, el General Alejandro Petion. En efecto, el General Petion acogió tanto a Bolívar como a los sobrevivientes de Cartagena, y su apoyo a la causa libertadora fue bien importante. Petion ordenó suministrarle armas, municiones y otros socorros, siendo la única condición la liberación de los esclavos en las repúblicas que pretendía liberar Bolívar.
Al lado de este
apoyo es preciso mencionar el suministrado por el comerciante inglés Robert
Sutherland, y el del Capitán Luís Brion, apoyo en el cual había colaborado también Juan Bernardo Elbers,
y que consistía en “... 3,500 fusiles, 132,000 piedras de chispa, sus buques
habilitados, y otros artículos, todo lo cual valía como 100,000
pesos...”
No se especifica en esta cita la proporción en que cada uno contribuyó con tales elementos, y es la primera vez que se cita el nombre de Elbers como colaborador con la causa de la independencia de Colombia. Un testimonio sobre el tema lo aporta en sus memorias don Salvador Camacho Roldán: “... en conversación particular me había referido este venerable anciano que al salir de Prusia, su patria de nacimiento, había traído quinientos mil pesos en moneda columnaria española, suma que había producido la venta de todas sus propiedades. Toda esa riqueza, enorme en esos tiempos, fue consagrada primero a auxiliar los ejército patriotas entre 1820 y 1821, y el resto después a la introducción de buques de vapor en nuestra arteria principal ...”.
Enrique Vargas Ramírez en su libro “Presencia Alemana en Colombia” afirma que Elbers “... suministró también importantes recursos al Almirante José Prudencio Padilla, a quien admiraba profundamente y al General Mariano Montilla, para armar la flotilla que contribuyó a la batalla y toma de Cartagena en 1820 y 1821. Durante la guerra de independencia sirvió como proveedor de los ejércitos patriotas ...
Sobre la vinculación comercial y financiera de Elbers con los ejércitos patriotas y con el Libertador Simón Bolívar, hay una referencia en una crónica de Juan Pablo Llinás : “... El General Bolívar fue objeto en esa fecha (agosto de 1820, en Barranquilla) de un homenaje en casa de su amigo el irlandés Santiago Duncan. Entre los asistentes pudo contarse a Juan Bernardo Elbers, quien era proveedor oficial del ejército desde 1817 y conocía las ventajas que la ciudad podía ofrecer como puerto fluvial y marítimo...”
Un documento elaborado en Bogotá por los hermanos Pablo y Bernardo Pizano Elbers, nietos de don Juan Bernardo incluye los testimonios de algunos servidores de la República en la guerra de independencia, en los que relatan los servicios prestados por Elbers a las fuerzas patriotas. He aquí apartes de uno de los testimonios más representativos:
El General Lino de Clemente y Palacios.
“... Lino de Clemente, del Orden de Libertadores, General de Brigada de los Ejércitos, Mayor General, y Comandante de Marina de la República de Colombia, e intendente del Departamento del Zulia, certificó: que en repetidas conversaciones que tuve en la Isla de Margarita con el difunto Excelentísimo Señor Almirante de la República, me dijo: que la República debía una suma crecida al señor Juan Bernardo Elbers por muy importantes servicios que hizo a favor de la causa, en la Isla de San Bartolomé, particularmente en haber hecho considerables abonos de dinero para procurar las armas y municiones que habían llegado de Inglaterra en las fragatas Británica, Dawison y Emerald, a principios del año de mil ochocientos diez y ocho ... que suministró a nuestra Escuadra en la misma época y lugar cuanto necesitaba tanto en víveres como en dinero para procurar marineros ... facilitó constantemente varios elementos para la manutención de las tropas extranjeras en aquella Isla y al mismo tiempo para la escuadra, no obstante los grandes desembolsos que anteriormente había hecho y a cuenta de los cuales nada había percibido del Gobierno; que últimamente cuando se esperaba la expedición del General Cruz Murgeon sobre éstas costas, el señor Juan Bernardo Elbers manifestaba el mayor celo en su defensa, a cuyo objeto franqueó inmediatamente dos corsarios de su propiedad, y puso en disposición de batir otra goleta que se hallaba en el puerto a su consignación ... hasta que por las noticias que se recibieron de haberse ido dicha expedición a Puertobelo, no había necesidad de sus corsarios.
Que en virtud de los anteriores servicios prestados su Excelencia el Almirante siempre manifestaba un interés de que el gobierno pagase al señor Elbers lo que tan justamente se le estaba debiendo ... porque los avances se hicieron en los momentos mas angustiados de la República, y con las armas y municiones que con ellos se procuraron al Excelentísimo señor Libertador Presidente, principió la campaña de mil ochocientos diez y nueve que tan felizmente ha conducido a la Independencia de la República ...”
Las “tropas extranjeras” que menciona el General Clemente eran las de una expedición inglesa denominada “del Coronel Hippisley” por el nombre de quien la organizó, que venía contratada por éste para colaborar en la Guerra de Independencia. Por falta de coordinación en su recepción, las enfermedades y el incumplimiento de las promesas que se le hicieron, la mayoría regresó a Europa y la expedición fracasó.
Por los
mismos días en que llegaron a Angostura los 150 sobrevivientes de esta
expedición, arribó el Almirante Brion con su escuadra, (julio 12 de 1818),
llevando a bordo el material que había llegado en las fragatas mencionadas, para
cuya compra cooperó activamente Juan Bernardo Elbers: eran 7,000 fusiles y 500
quintales de pólvora, que fueron distribuidos entre los ejércitos de Páez,
Monagas, Mariño, Anzoátegui y Bermúdez. Posteriormente se contrataron dos grupos
de expedicionarios ingleses, liderados por los Coroneles English y Elsom. No
obstante, requiriendo mas combatientes entrenados, fue necesario contratar otro
grupo, que sería denominado la “Legión Irlandesa”, liderada por un nuevo
personaje: John D'Everaux.
El documento “Los nietos...”, cita igualmente testimonios de otros líderes de las fuerzas patriotas; características comunes de estos testimonios, rendidos a solicitud del mismo Elbers, son el reconocimiento por los servicios prestados, el pago pendiente por los suministros, y los buques corsarios de propiedad de Elbers, que fueron puestos al servicio de la causa de la independencia. Algunos de estos otros declarantes fueron:
El General John d'Everaux. Irlandés que organizó y llevó hasta la Isla de Margarita la “Legión Irlandesa”, la cual llegó a tener 1,700 integrantes, y por cuyo comando se enfrentó con el General Mariano Montilla, aduciendo que el Libertador le había concedido el título de “General de División de la Orden e Libertadores de Venezuela”. Menciona en su testimonio la goleta armada corsaria “General Clemente” como de propiedad de Elbers, y que aportó a la campaña naval patriota.
El General Mariano Montilla. Caraqueño, militar de carrera, conocido entre otras cosas por sus enfrentamientos con el Almirante José Padilla y por su actuación en el sitio a Cartagena (1815). En 1820 comandó la “Legión Irlandesa”, de brillante actuación en la campaña libertadora. Montilla reconoce los “avances” en dinero hechos por Elbers al Almirante Luís Brion, y expresa que el Gobierno los debe cancelar .
El Coronel Tomas Jackson. Comandante de las tropas de marina de la escuadra del Almirante Brion, y su edecán, reconoce que Elbers le hizo “adelantos” en dinero a la flota del Almirante Brion, puso a su servicio buques fletados por él, pagó tripulaciones, y entregó víveres y otros abastecimientos,“....que contribuyeron a los felices resultados de la campaña de mil ochocientos diez y nueve, y libertad de estos países, que considerablemente se debió a la generosidad del señor Juan Bernardo Elbers, que sacrificó en obsequio de la causa americana, considerables sumas ... “
ALTAS FINANZAS
Asegurada la independencia, Elbers emprendió su gran proyecto: el 23 de julio de 1823, el Congreso Nacional le concedió el privilegio de navegación exclusiva en el Río Magdalena con buques de vapor por 20 años. Aunque no faltó quien dijera que este privilegio era el pago por sus servicios en la guerra de independencia, lo cierto es que un contrato le estableció pesadas obligaciones, que terminaron por hundirlo. Pero esa es otra historia.
Elbers al lado de su trabajo en el río, continuó actuando como proveedor de los ejércitos; es necesario aclarar que no se trataba solamente de un filántropo, era también un hombre de negocios, que ocupó un destacado lugar en la sociedad de Bogotá, con amigos (y enemigos, pues sin querer quedó en medio de las rencillas entre el Libertador y el General Santander) en los mas altos círculos del poder. Poco tiempo antes había adquirido la nacionalidad colombiana y contraído
matrimonio con doña Susana Sanz de Santamaría y Baraya, emparentada con preclaros héroes de la independencia.
Las cuentas del Ministerio de Hacienda para 1825 registran por concepto de contratos y préstamos, acreencias a favor de Elbers por valor de 401,872 libras esterlinas, que deberían cancelarse con los fondos del “empréstito inglés”. Documentos posteriores existentes en el Archivo General de la Nación, muestran correspondencia de Elbers con la Secretaría de Guerra y Marina, sobre diferentes contratos entre 1826 y 1827, pero no es posible elaborar un panorama completo de su relación contractual con el Estado..
Con los recursos
del “empréstito inglés” por 24 millones de pesos, en agosto de 1824 el Estado
colombiano contrató con Elbers la compra de dos buques de guerra construidos en
Suecia: un navío de 74 cañones, y una Fragata de 44 cañones, contratados con
oficiales y tripulación. En enero de 1826, el gobierno decidió no recibirlos
debido a que no cumplían con las especificaciones pactadas, la calidad de los
materiales, y por tener una edad superior a los cuatro años. Lo anterior
ocasionó un largo litigio con el Estado, que Elbers terminó por perder, lo cual
lo dejó cerca de la ruina.
El aporte de Elbers a la navegación del río fue fundamental; entre 1824 y 1837 operó, no con el éxito esperado, los vapores “ Fidelidad”, “Santander”, “Bolívar”, “Bogotá” y “Susana”. Las dificultades técnicas, financieras y esencialmente las políticas finalmente lo vencieron y terminó sus días sembrando tabaco en una inmensa hacienda en las cercanías de Simití, proyecto que había emprendido para cumplir un convenio con el Estado, que le permitiría resarcir al menos parte de las grandes pérdidas que había tenido a lo largo de su vida al servicio de Colombia, buena parte de ellas a manos del mismo Estado.
Juan Bernardo Elbers falleció el 4 de agosto de 1853 en cercanías de la población de Morales, sobre el río que trató de domar e incorporar a la vida nacional. A pesar de haberse promulgado en su momento un decreto de honores, la historia le debe un reconocimiento por sus aportes, no sólo a la navegación fluvial, sino a las luchas de la independencia, en la cuales su aporte fue tan importante como éstos. En esto está trabajando el Consejo de Historia Naval.
REFERENCIAS
1.Poveda Ramos Gabriel. “VaporesFfluviales en Colombia. Pag 33
2.Editorial Planeta. “Historia de las Fuerzas Militares de Colombia” Pag. 191
3.Román Bazurto Enrique. “El Caribe, mar de la libertad”. Pags. 139 y subsiguientes.
4.Román Bazurto Enrique. “El Caribe, mar de la libertad”. Pag. 152.
5.Citado por Pilar Moreno de Angel en su Biografía del General Santander Pag. 304
6.Vargas Ramírez Enrique. Op. Cit. Pag. 74.
7.Documento publicado en la Internet, abril 15 de 2001. Referencia 64.152.139.18
8.Pizano Elbers Pablo, Pizano Elbers Bernardo, “Los nietos de Juan Bernardo Elbers piden al Congreso el pago de la indemnización de los daños y perjuicios que le ocasionó la revocatoria del privilegio para navegar por vapor en el río Magdalena.
9.Plazas Olarte Guillermo, en la “Historia extensa de Colombia”, tomo XXI. Pag.228
- Muéstrenos sus genitales.
El miedo de antes se convirtió en terror, mientras luchaba con los siete botones en “U” invertida, del pantalón blanco de trabajo, y de reojo miraba, al lado de Pinto, una bandeja de acero con la parafernalia enfermeril, en la cual sobresalía un enorme bisturí, que me pareció un cuchillo de carnicero.
Pinto examinó cuidadosamente mi “armamento”, por arriba, por debajo, por dentro y por fuera. Respiré aliviado cuando rindió su dictamen: “No, mi Guardiamarina, no hay problema; todo está bien”.
Ya aliviado, y camino de regreso al aula le “solicité ilustración” a mi Guardiamarina sobre el insólito episodio. Rojas, con una disimulada “piedra” me contestó:
- Fue que un cadete de la sección me dijo que usted tenía una “orquitis” (una dolorosa inflamación genital debida a una enfermedad venérea)
- No, mi Guardiamarina, lo que yo tengo es una “otitis” (inflamación del oído), y me estoy echando estas goticas …
Afortunadamente nunca supe el nombre del “sapo” que me hizo dar este tremendo susto.
CN Ricardo García Bernal/ 34-030
Patrulla Aérea.
Santiago de Cali.
En estos momentos cuando aún no nos recuperábamos de los lamentables resultados del funesto accidente aéreo en cumplimiento de tan invaluable misión humanitaria, de este fin de semana en Mosquera, Nariño, y me encontraba escribiéndoles esta nota de solidaridad, por la trágica muerte el Médico Andrés Gómez, y del pequeño paciente y su madre, acabamos de recibir hace pocos minutos la fatal noticia del desenlace fatal del Capitán Rafael Arenas.
Para todos los que integramos la Patrulla Naval del Pacífico este dolor y luto es también propio, si bien nos unen los mismos sentimientos y esfuerzos en procura de una Colombia mas justa.
Permítannos juntar con ustedes nuestras oraciones por el descanso eterno de estos compañeros, su pequeño paciente y su madre, con la seguridad de que el Señor, Todopoderoso, los acogerá en su seno y seguirá protegiendo a los que debemos continuar en esta labor a pesar de las dificultades propias del camino.
A sus familiares, amigos y compañeros nuestros sentimientos de luto y dolor.
Gonzalo Concha / RN
Director General.
ZAFARRANCHO GRAFICO
Tenientes de Corbeta en
Bogotá hace 37 años
En el sesquicentenario de
la batalla de Boyacá
-7 de agosto de
1969-
![]() Posando para la posteridad y con
cara de "sardinos mamines" aparecen de izquierda a derecha: Gustavo
Suárez, Lorenzo Indaburu, Hernando Ovalle, Mauricio Soto (actual COARC),
Jairo Useche y Germán Rodríguez
JAQUI EN
CARTAGENA
![]() El CC Jairo Quiñones quien desde
Miami, donde reside, viajó en días pasados a Cartagena, aparece acompañado
por los CR IM Ignacio Ochoa y Chepe Calderón. Como se observa, aún se
vislumbran "rasgos prusianos" en sus
fisonomías.
![]() En la comida ofrecida por Jairo
Quiñones a sus compañeros del Glorioso 38, en el Club Naval,
aparecen Valm William Porras y señora, CC Roberto Spicker y señora,
CC Jairo Quiñones y Marie-Laure de Calderón.
RELEVO DE
MANDO DE LA
RESERVA NAVAL EN
BOGOTÁ
![]() Comandante saliente: CCRN Ricardo Salazar L.
Comandante entrante: CCRN Ricardo Ospina
Bozzi
Fecha:Sábado 25 de marzo de
2006
Lugar: BASEGIN
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El Plan Especial Energético y Vial
La activación de 11 batallones del Plan Especial Energético y Vial (Peev) permiten proteger la infraestructura energética y vial del país. Estas unidades especializadas prestan seguridad física a un sistema de 4.465 kilómetros de redes principales de oleoductos y 3.980 kilómetros de poliductos del país, que convergen en los terminales de Coveñas y Santa Marta, en el Atlántico, y Buenaventura y Tumaco, en el Pacífico.
Gracias a la labor de más de 12.000 hombres del Ejército que integran los batallones del Peev, las reservas probadas de petróleo en Colombia llegarán a 1.477 millones de barriles al cierre de 2006 y aumentará la exploración de pozos.
Los
dispositivos de los batallones del Peev están diseñados para satisfacer las
necesidades de seguridad de las regiones donde funcionan los centros de
generación, abastecimiento y transporte de energía y los cinco más importantes
sistemas de oleoductos con que cuenta Colombia. Las cifras hablan por sí solas:
en el 2005 se presentaron 43 voladuras a oleoductos. El oleoducto Caño
Limón-Coveñas, que tiene 770 kilómetros de longitud y bombea 105.000
barriles de crudo diarios producidos en el campo de Caño Limón, está asegurado
por los batallones Plan Especial Energético y Vial 1, a su paso por Arauca, 10, en
Norte de Santander, y 2 y 3, en Cesar. Los batallones del Plan Especial
Energético y Vial 8 "Mayor Mario Serpa", de la Decimocuarta
Brigada, y 7 "General Polanía Puyo", de la Quinta Brigada,
protegen los 1.500
kilómetros del oleoducto del Alto Magdalena; este sistema,
por donde viajan más de 16.500 barriles diarios de petróleo pesado, se extiende
desde los campos de Velásquez hasta Galán, en Barrancabermeja.
Por su parte, el oleoducto Colombia, con una capacidad de bombeo de 150.000 barriles diarios y una extensión de 481 kilómetros, está a cargo de los batallones del Plan Especial Energético y Vial 8, 4 y 5, estos dos últimos a su paso por el nordeste antioqueño; el oleoducto conecta la estación de Vasconia, Puerto Boyacá, con el terminal marítimo de Coveñas, en la Costa Atlántica.
Los crudos que se producen en el piedemonte llanero, en los pozos de Cusiana y Cupiagua, aseguran su llegada a Coveñas gracias a la cobertura inicial que realizan los soldados del batallón Plan Energético y Vial 1, en los primeros tramos de los 790 kilómetros del Oleoducto Central S.A. (Ocensa). Los batallones Plan Especial Energético y Vial 9 y 11 brindan protección al oleoducto Trasandino, a la gerencia del distrito sur de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol) y a una refinería; con 306 kilómetros de extensión, este sistema transporta unos 20.000 barriles diarios de petróleo desde Ecuador hasta el puerto de Tumaco, sobre el océano Pacífico.
Adicional a su tarea de seguridad en los oleoductos, los batallones del Peev también custodian el sistema de interconexión eléctrica del país. Según datos de la firma Interconexión Eléctrica S.A. (ISA), de un promedio anual de 220 atentados dinamiteros a sus torres de energía presentados entre los años 2000 y 2003, se pasó a 80 en el 2004 y a 21 en lo que va corrido del año.
El Mayor Mario Serpa, fue el primer oficial del Ejército muerto en orden público (9 de abril de 1948) y era el padre de Jorge Serpa Erazo /38-082
¡URRAAA... UN... BRAVO ZULU!
Excelente "el pañol de febrero 17". "bravo zulú"
Alberto Rojas Torres/ 44-115
SE VALORIZA EL MONO
PRIETO Señor Capitán de Navío Carlos Prieto
Avila:
Quiero felicitarlo por su articulo
escrito sobre los cañoneros Santa Marta y Cartagena, y que además no se limita a
hacer un resumen de sus actuaciones
en la batalla de Guápil, sino que hace un excelente recuento de lo sucedido
visto desde diferentes puntos de vista y épocas sobre el conflicto con el Perú,
excelente efemérides. Héctor Useche/ 37-062
saludos
Durante mucho tiempo, quise
saber con detalles estos acontecimientos, ya que durante mi permanecía como
odontólogo en la base FLUVIAL A.R.C. Leguízamo 1.963-1967, recorriendo toda la
frontera Colombo-Ecuatoriana y Colombo-Peruana, en acciones Cívico Navales, no
pude enterarme de los datos históricos tan bien descritos, en este
artículo.
Muchas gracias.
Eduardo
Alarcón
Odontólogo sanidad Naval.
MASOQUISTA DEL 42 AGRADECE A CANÍBAL
DEL 38
Atentamente
CF William
Alvarado / 83-005
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