Unidos por el mar
y exhaustos por el
último poste
|
|
Informativo virtual
para integrar la familia naval colombiana
|
Con motivo de la navidad y para celebrar seis años de labores ininterrumpidas,
Cyber-corredera quiere obsequiar a los suscriptores, en esta edición
extraordinaria, un reportaje interesante por el personaje, su
trayectoria y los valiosos servicios prestados a la Armada Colombiana. Se trata
del señor Almirante Guillermo Barrera Hurtado/ 42-017, oficial
egresado de la promoción 42 de la Escuela Naval, en 1971 y quien llegó a ser
Comandante de la Armada Nacional el pasado mes de agosto, reemplazando con lujo
de detalles al señor Almirante Mauricio Soto Gómez/ 38-019, uno
de los mejores Comandantes que ha tenido la Marina Colombiana. Por
tal motivo, este informativo virtual con la mencionada entrevista se anota
un hit periodístico, pues en esta edición, los entusiastas lectores tendrán el
testimonio exclusivo de un distinguido marino colombiano que hasta la fecha
no había dado ninguna entrevista.
La imagen que me había hecho de la Escuela la “endiosaron” los “cocacolos” Silva (mi Alférez Silva) y Quintero (cadete de tercer año George Quintero), quienes viajaron con nosotros en el mismo avión el seis de enero de 1967 y nos “informaron” que a nuestro arribo a Cartagena, cada “aspirante” sería trasladado en su vehículo Mercedes y que en los camarotes “individuales”, con aire acondicionado, encontraríamos el listado de las peladas de Cartagena y Barranquilla que según “el computador” eran las más compatibles con la sicología de cada uno, de tal manera que pudiéramos iniciar con pie derecho nuestro contacto con la sociedad costeña… claro que llegar a la Escuela a las nueve de la noche, sin comida, con sueño y sin equipo diferente a un colchón y una almohada, no se compadeció con las expectativas que los “antiguos” nos habían despertado en el avión. Menos mal que el Teniente Botero “Boterín” nos recibió como un papá y nos presentó excusas por no tenernos comida ni equipo. Como ve, querido y recordado enfermero Pinto, mi primer día fue realmente una noche y el desencanto de tener que cambiar “mi camarote individual” por el rancho de 120 camas, fue en efecto mi “estrellón” con la realidad, que “Mi Guardiamarina, el Ronquito Rodríguez” se encargó de completar al ordenarnos a los “gorilas” de su mesa al desayuno, que le entregáramos la dirección y teléfonos de nuestras novias y que nos despreocupáramos de ellas, que él se encargaría de ahora en adelante… hablando en serio, el primer día fue de mucha expectativa, pues era la realización de un sueño.
-¿Cuando Plinio, mi amigo, le hizo el primer corte de cabello se sintió trasquilado?
Realmente no, porque sabía que pasaría y estaba preparado; de hecho, me sentí muy bien, pero no todo el mundo reaccionó igual.
-¿Cual es la anécdota que más tiene presente de la ENC?
De nuevo, son muchísimas; buenas, regulares y malas, como todo, pero quisiera mencionar una que me sucedió cuando era cadete de tercer año: como los cadetes de los contingentes 40 y 41 estaban en el primer crucero del ARC Gloria, los del 42 éramos los cadetes más antiguos del batallón y yo estaba encargado del pañol de la banda de guerra; era un encargo que yo disfrutaba muchísimo y preparamos muy bien todos los instrumentos para ir bien preparados al desfile del 20 de julio en Bogotá; como me gustaba tanto el asunto, averigüé en Bogotá dónde conseguir los parches, baquetas, boquillas, gallardetes, platillos, en fin todo lo necesario y bajo la dirección del ayudante del Comandante del Batallón, que era el Oficial de la banda de guerra, viajé a Bogotá, compré todos los materiales y se alistó muy bien la banda. Ese año el Director de la Escuela decidió que no habría pernoctadas, lo cual le bajó el ánimo a los cadetes; sin embargo, el oficial de la banda de guerra nos dijo que el único que podía pernoctar y no tenía guardia, era yo. Me sorprendió muy gratamente y no dejé de pernoctar todas las noches… siempre es mejor levantarse con desayuno en la cama y bañarse con agua caliente, que alza arriba con ducha helada. Posteriormente me enteré que con los estándares normales, el costo de preparar la banda de guerra hubiera sido casi cinco veces superior a lo que realmente se gastó y que la Escuela se había ahorrado una buena platica. Ese hecho me enseñó que hacer las cosas disfrutándolas; facilita todo, se logran mejores resultados y por tanto… PAGA! Una anécdota que me ha ayudado mucho para tratar de hacer las cosas bien hechas de una vez, con mucho entusiasmo y constancia.
-¿Aquí "entre nos..." y que no salga de Suramérica... , qué podría decir de sus brigadieres, guardiamarinas y superiores en la ENC?
Había de todo: nos encantaba la gimnasia con el Guardiamarina MacKormic, porque siempre mandaba acortar el paso en el trote; lástima que se casó (con un uniforme que yo le presté) y se tuvo que ir de baja… Ni que decir de Carlucho Sierra, que con su carita de buena persona nos ganaba siempre en la demostración de recogida tesa. El Guardiamarina Rodrigo Vélez Covo (q.e.p.d.), maestro de don de mando, disciplina y caballerosidad, que nos recibió en el aeropuerto y estuvo con nosotros hasta que llegaron los brigadieres del 38. El Brigadier Mayor de compañía, Guardiamarina Rafael Vivas, que se sabia de memoria el nombre, código, número de fusil y contingente de toda la compañía Bravo. El Guardiamarina Ciro Álvarez que era un ejemplo de pulcritud en su presentación y que inspiraba miedo a cada gorila, pero que con los años ha demostrado ser un amigo de verdad, un empresario exitoso y excelente miembro de familia. Nunca me imaginé que el primero del curso fuera el brigadier mayor de la compañía Delta, por su gran capacidad personal y profesional: Alfonso Calero Espinosa, que con el tiempo se convirtió en mi maestro, concuñado y mi amigo. Podría también escribir algo de cada Guardiamarina del contingente 37, pero no hay suficiente espacio; solo los nombraré con el afecto y el agradecimiento de quien recibió ejemplo de valores, de principios, de patriotismo y de entrega al servicio: el divino Antonio, el Caneco Balén (q.e.p.d.), el gringo Graham, el Pastuso Aliaga, el Comején Romero (q.e.p.d.), el opita Perdomo, el negro Useche, el Maky (ronquito Rodríguez ya mencionado en otra pregunta), el Turco Sahid, el Chan Olmus, el taba Gustavo y también el Tuno. De los del 38, solo mencionaré a los de la sección, con mucho afecto: no diré el nombre del primero, pero si su frase favorita, para los que lo recuerden, ¡la letra con sangre entra… vuelta al último poste carrera mar! Inmejorable amigo y guía, que hasta me pide citas para darme “recreos”. El negro (alias el Loco) Torres, que fue mi hermano, papá, mamá y todo, fue mi brigadier de escuadra. El Loro Indaburu, al único que se le volaron los reclutas de la cuarta sección de la compañía Bravo y enemigo del recluta Llinás. Eterno reconocimiento a quienes me formaron en ese primer año. De los oficiales, el Capitán de Corbeta Enrique Román Bazurto, caballero disciplinado, profesional, historiador y gran marino, ejemplo para los reclutas y para todos sus subalternos; gratitud y reconocimiento del alumno para con el maestro. Mi Comandante de Compañía el Teniente de Navío Gabriel Medina, los Comandantes de Sección, el Teniente de Infantería de Marina Fernando Gómez y el Teniente de Fragata Efraín Pretelt. ¿Qué recluta puede olvidarse de sus superiores?
-¿De sus compañeros a quienes recuerda ?
Los del curso 1-1-E, que estaba conformado por navales e infantes. Juan Manuel Santos, que era el Comandante del curso y ahora es el Ministro de Defensa de Colombia, Guillermo Plazas, Ernesto Cifuentes, Humberto Fernández, Claudio Vanegas, Fernando Sánchez, Guillermo Sánchez, Lucio Arenas, Germán Campo, Javier Guzmán, José H. Galvis, Carlos Ernesto Galvis, Mauricio López, Santiago Harker, Jorge Méndez, Jorge Ocampo, Jairo Osorio, Jorge Rodríguez, Carlos Piñeros, Eduardo Pizarro, Gustavo Pulecio, Eduardo Rojas, Guillermo Zapata, Maximiliano Villa, Leopoldo Villa, en fin, casi todos, aunque con el tiempo se olvidan los nombres. Del resto del contingente Jorge Luís Arango, que junto con Sergio Espinosa, Juan Manuel Ballesteros y otros, se ha encargado de organizar las reuniones del contingente 42 y de los del 43 que se graduaron con el 42, cada cinco años. La próxima reunión para celebrar los 40 años de haber ingresado a la Escuela, será a inicios de febrero de 2007. Hay otros que salieron del País: Forero, Merchán, Indaburu, Guerrero, Llinás, Martelo, Pacho Arango, Carpinteiro, Gamarra, Grolli, Lesmes, Quintana, Ramírez. Los que se graduaron: Gabriel Reina, el Mono Martínez, Carlos Jiménez, Jorge Pineda, Jorge Rodríguez y Fernando Román que está en servicio activo. Otros dedicados a la academia como Schrader, Leal, en fin, muchos se me quedan por fuera, pero no por ello dejo de admirarlos, apreciarlos y extrañarlos. También a los que se fueros a casa del Padre Eterno: Alfredito Angulo, Jesús Campo Thorné, Iván Darío Trujillo y Alberto Wobst, Que Dios los tenga en su gloria.
-¿Quienes no merecen perdón y mucho menos olvido como caníbales?
Excepto los de segundo año, los antiguos eran “sofisticados” y por lo tanto le sacaban a uno la greda, pero no los veíamos como “caníbales”. De los de segundo año, tal vez Gallón, muy famoso por su “piquete Gallón” diario, que no dejaba recluta en descanso. El negro Carrasco y el Edgardo Naranjo, que además de recoger todo lo que llevábamos a las aulas, tras pasar por la visita al enfermero pinto, para colmo se quedaba a darnos consejos… Pffff.
-¿Cual era su vianda más apetecida del Mudo y Bailabién?
¡No era el peto! Pero con el tiempo y el hambre, cualquier plato es bueno. Me encantaban los fríjoles y las “sopas de buque”.
-¿Con cual reclu... se desquitó cuando llegó de cadete antiguo con las dos estrellitas?
No recuerdo que hubiera agarrado a ninguno en especial, pero seguramente saldrá más de uno del 44…
-¿Qué hizo el primer día de franquicia?
Comer y dormir. A Claudio Vanegas le fue mejor…
-¿Quien le llevó el primer pudín cuando era recluta?
La verdad es que nunca lo supe: en medio del sueño, recibí la orden de abrir la boca, obedecí y me metieron un gran pedazo de pan en la boca; nunca abrí los ojos, pero el pan estaba muy sabroso.
-¿Qué le gustaba más: el pastel gloria o las empanadas?
¿Cuándo se vio que un recluta pudiera escoger? Cuando el “piquete Gallón” lo permitía, alcanzábamos a una “ración” que era una gloria con Coca-cola, por $0,90 y Martínez casi nunca tenía los 10 centavos de vueltas…
-¿Como cadete antiguo se consideró caníbal o madre?
Ninguna de las dos… pero eso solo lo pueden decir los del 44. Recibo comentarios caballeros.
-¿Porqué lo citaron a relación la primera vez?
No lo recuerdo, pero no debió ser por buen servicio ¿cuándo se vio algún gorila citado a relación por bueno? Casi nunca.
-¿Siendo tan "pilo" en qué materia le fue mejor?
En casi todas, pero recuerdo que en dibujo mecánico, o tal vez geometría descriptiva me eximí del examen final que era un trabajo práctico, pero de todas maneras hice tres trabajos para mis compañeros y todos sacaron cinco. No me moví de la puerta del hasta que el “sepulturero” calificó los tres proyectos.
-¿Cual profesor dejó en usted la huella más grata?
Muchos de ellos, por su capacidad, por sus conocimientos y su facilidad para enseñar; sin embargo, hay uno que dejó en mí una huella indeleble por su dedicación a sus alumnos, que además incluía “darnos” ejemplo, principios, valores y una profunda caballerosidad: se trata de Estvan Hegedeus, el profesor de esgrima.
-¿Sin ser "regalado", cuéntenos a qué oficial admiró más de cadete?
Tal vez uno se limita a los oficiales del batallón; de nuevo, podría citar más de 10, pero me impresionaron siempre mis dos primeros comandantes de batallón; el Capitán de Corbeta Enrique Román Bazurto y el Capitán de Corbeta Augusto Villafrade Ruiz.
-¿Le tocó pagar rutina disciplinaria?
¡Claro que si! como todo el mundo, pero solo pagué un arresto severo, cuando era cadete de curto año y me lo impuso el Capitán de Infantería de Marina Carlos Duque Salazar, con justa razón, por “bolíarmele” a un brigadier extraordinario.
-¿Llegó alguna vez "joche" de una franquicia?
Solo una vez en Nueva Zelanda, durante el crucero de entrenamiento a bordo del ARC Gloria; éramos tres compañeros con Guillermo Sánchez y otro que no recuerdo; nos enamoramos perdidamente y llegamos como a la una o dos de la mañana. Guillermo Sánchez decidió subirse por el cabo de popa, con el barbuquejo de la gorra en la garganta y al llegar a la toldilla lo estaba esperando, si mal no estoy, el oficial de guardia, el Subteniente del Ejército Freddy Padilla De León, actual Comandante General de las Fuerzas Militares. Una vez pillados, abordamos y a relación fuimos citados.
-¿Fue edecán naval de alguna reina?
Nunca. Los tres primeros años estuve fuera de Cartagena y en el cuarto ya estaba para casarme con Ana María.
-¿Usted que tenía fama de "mamín" cuantas novias tuvo de cadete?
Psss… novias, que se diga novias, una… bueno dos… está bien tres… el resto fueron amigovias, como se dice hoy día, aunque los tres primeros años solo una.
-¿Se voló en la "Lulú" alguna vez para ir donde Juanchito o Esthercita?
Como dice mi “partner” Fernando Román: “jamasmente mi Guardiamarina”.
-¿Se acuerda de haber sido cliente mío en la Enfermería?
¡Claro que si! ¿Quién no? Nos atendía, nos ayudaba para que el Capitán Sierra, médico de la Escuela, no nos recetara aspirina con trote cuando nos atendía por los “esguinces”, que en aquella época daba por “falta de trote” y ahora “por exceso de ejercicio”¿?
-¿Y... me compraba chocolates o lociones?
Chocolates a precios de turco, pero siempre tenía suficientes.
-¿De los embarques, fuera de los mareos, qué recuerda con nostalgia?
La sensación de inmensidad del mar y la naturaleza, que lo obliga a uno a reconocer las maravillas creadas por Dios, a respetar y apreciar la naturaleza y a apreciar la necesidad de reconocer nuestra pequeñez. La necesidad de apreciar y entender que la interdependencia es superior a la “independencia a secas”. Las amistades que se formas a bordo duran toda la vida.
-¿Una síntesis de su mejor crucero?
Cada uno tuvo sus cosas buenas, pero el del Gloria siempre estará en las mentes de quienes fuimos a esa primera vuelta al mundo en “el yate de Jairo y Jaime” maravillosos recuerdos, experiencias, lecciones aprendidas y aún de vez en cuando nos acordamos de las mujeres de Sydney.
-¿Fue bandurrio convencido o quería "mamarle gallo" a la infantería?
Desde que recibimos armas entré a la banda y siempre estuve en ella; era cajero y luego redoblante aunque nunca le ganó nadie el tal “Pepe Luís” en esas artes; también tocaba los otros instrumentos, salvo la gaita, para la cual era muy bueno el actual Ministro de Defensa y si mal no estoy Claudio Vanegas también.
-¿Cual su mejor desfile?
El de 1967, que para mi fue el primero y por tanto una experiencia muy chévere. Como iba en filas interiores, las peladas no me quitaron los botones… ese día uno se sentía en la gloria.
-¿Después de cuarenta años qué añora de esa época?
La gran tranquilidad que daba estar en la Escuela, sin otra responsabilidad que estudiar y aprender.
-¿En la hora presente, su mayor reto?
Dotar a la Armada con las capacidades que Colombia necesita de ella y ensamblar el equipo de trabajo que garantice que todos los miembros de la Institución sean los mejores seres humanos, excelentes profesionales y victoriosos sobre el narcoterrorismo.
-¿Qué siente y qué recuerda cuando llega a la ENAP como Comandante de la Armada?
He recordado mucho la letra de una de las canciones más hermosas que aprendí en la Escuela: la canción del marino… “almirante seré de la Armada, para honor de mi patria y mi hogar…” que bueno que mi Padre pudo ver el fruto de sus desvelos y de su trabajo. Cada vez que regreso a la Escuela —es la unidad en la que más he estado desde el 16 de agosto de 2006— siento que llego al templo donde aprendí las cosas más importantes de mi formación y de mi vida personal y familiar.
-¿Aunque me ponga colorado, cual es su opinión sobre Cyber-corredera y los demás servicios que presta a la familia Naval?
Que ha sido uno de los mejores medios de unión, camaradería y “conocimientos extracurriculares”, de todas las cosas humanas de la Armada; muchos de los temas publicados ya son documentos valiosos para la historia, el presente y el futuro de la Armada y de los maravillosos seres humanos que han dedicado su vida o parte de ella para escribir con hechos, la bitácora de esta hermosa y querida Institución.
-¿Y sobre los Pañoles de la Historia?
Toda una cátedra de aprendizaje a niveles tácticos, operacionales y estratégicos, que no puede dejar de leer, disfrutar y aprovechar, quien quiera ser cada vez un mejor hombre de mar.
-¿Qué debemos mejorar?
De pronto alguna de sus lociones, pero no se me ocurre nada; por el contrario, enfermero Pinto, usted está sirviendo mejor cada día a los contis y a la familia naval
-¿Un mensaje para enviar a los contis?
El pasado siete de diciembre, en la misma Escuela Naval en la que me gradué hace 35 años junto con otros seis compañeros del contingente 42 y cinco del 43, tuve el honor de recibir la tercera “rosa de los vientos” de manos del señor Presidente de la República, con toda la aplicación del ceremonial militar y mientras sonaban las notas del himno de la Armada, allí, en presencia de mi Padre, de mi adorada familia, de algunos de mis antiguos superiores, con la compañía de mis compañeros, amigos cartageneros y subalternos, buena parte de los últimos 35 años desfilaron por mi mente en un torbellino que poco a poco se aclaró, para dar paso a una sola idea: recibir el grado de Almirante de Colombia es un gran honor y una enorme responsabilidad, pero nunca hubiera llegado a él sin el concurso, la guía y la amistad de quienes fueron mis superiores y comandantes; sin la amistad y la camaradería de mis compañeros y sin el trabajo honrado, constante y callado de quienes he tenido el honor de comandar, tanto civiles como militares, de tal manera que puedo decir sin temor a equivocarme que todos los contis contribuyeron a que yo llegara a este grado, razón por la cual les ofrezco mi grado y mi carrera con la gratitud del alumno, el subalterno, el compañero y el superior que quiere reconocer su enorme contribución para que yo haya alcanzado este grado, que me compromete con cada uno de ustedes, con la Armada y con Colombia por todos los días de mi vida.
Fotografías enviadas amablemente por Álvaro Leal/ 42-076
Al recibir el mensaje de Cybercorredera solicitando mi colaboración para escribir
un articulo para la edición de fin de año, me vino a la memoria un hecho doloroso
para el
país y en especial para todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocer
personalmente al doctor Gilberto Echeverri
Mejía quien fuera nuestro Ministro
de Defensa en 1997 y 1998 y quien después de trece meses de un penoso secuestro
fue vilmente asesinado por las Farc en Urrao Antioquia el 5 de mayo de 2003.
En 1997, después de haber ocupado cargos de gran importancia tanto en el sector público como en el privado, Gilberto Echeverri Mejía pensaba descansar y dedicarse a su familia, a su finca y escribir un libro, pero su plan de descanso no se hizo realidad al ser llamado por el Presidente Ernesto Samper para ocupar la cartera de Defensa. Fue cuando tuve la feliz oportunidad de conocerlo y trabajar bajo sus ordenes en mi calidad de Secretario General del Ministerio y de recibir sus sabios consejos y enseñanzas sobre el manejo de la cosa pública siempre bajo la premisa de obtener el mejor rendimiento del presupuesto y fortalecer a nuestras Fuerzas Institucionales.
En el cumplimiento de sus tareas como Ministro varias veces sacó a relucir su experiencia y vena comercial de antioqueño enfrentándose a proveedores Franceses, Israelitas y de otras nacionalidades de cuyas negociaciones siempre salió airoso demostrando su vasta experiencia, capacidad de gestión, transparencia, honestidad y su ferviente deseo de proporcionar a nuestra Fuerza Pública los medios necesarios para cumplir su misión institucional.
Al terminar sus labores como Mindefensa, Echeverri, un trabajador incansable, no podía quedarse en la tranquilidad del retiro y en el 2000 aceptó la propuesta de su amigo y Gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria para ser el Consejero de Paz del departamento cargo que ocupaba cuando fue secuestrado.
Cómodamente sentado frente a mi computador y con todos los elementos necesarios, continúo escribiendo este artículo y me doy cuenta de la dificultad para plasmar ideas y despertar el interés del lector en el tema que me propongo desarrollar. Comparo esta circunstancia con las condiciones en que se encontraba durante su cautiverio el Doctor Echeverri en medio de la selva, en la desgraciada condición de rehén en manos de los más sanguinarios criminales, sin lápiz ni borrador ni papel, bajo las inclemencias del tiempo y las angustias de esta guerra de guerrillas, sentado en un improvisado escritorio que le construyeron y le regalaron los militares que compartieron con él las penalidades del secuestro, demostró nuestro querido y respetado ex ministro una vez más sus cualidades de colombiano ejemplar quien a pesar de la difícil condición en que se encontraba, no dejó un solo momento de pensar en su país y en su familia. Prueba de ello son los dos libros que fueron editados tomando como base las cartas que tuvo oportunidad de enviar a familiares y amigos y los manuscritos que se encontraron en el “cambuche” ese fatídico cinco de junio de 2003 durante la operación de rescate. Los libros que planeó escribir en la tranquilidad del retiro, los escribió en medio de la guerra y a ellos me voy referir en forma muy somera:
“Un sistema educativo para construir desarrollo y un país justo y en paz”
Impreso en diciembre de 2003 por la Secretaría de Educación para la Cultura de la Gobernación de Antioquia ha servido de referencia para el planeamiento de la educación en ese Departamento.
Gilberto Echeverri consideraba de vital importancia la educación para el logro de la paz en Colombia y por eso desde el 21 de abril de 2003 día en que fue secuestrado por las Farc, se dedicó a elaborar este documento para lo cual utilizó hojas de un viejo cuaderno escolar, pedazos de lápices, un pequeño diccionario Larousse y la ayuda del Teniente de Infantería de Marina Alejandro Ledezma quien se encontraba también secuestrado.
Las personas que recibieron el manuscrito quedaron sorprendidas por su coherencia, organización y se preguntaban cómo una persona sometida injustamente a tanta presión e incomodidad pudo elaborar un documento de tanta importancia. Había que aprovechar al máximo el rudimentario y escaso papel y por eso la letra era muy pequeña, a pesar de eso incluyó un organizado y útil índice que facilitó el trabajo de los editores.
“Bitácora desde el Cautiverio”
Los nexos del Echeverri Mejía con nuestra Armada Nacional no se limitan a su paso por la cartera de Defensa en donde desempeñó una encomiable labor en beneficio de nuestras Fuerzas Armadas. Siendo muy joven Ingresó a la Escuela Naval pero a los 15 días fue devuelto a su casa al encontrársele, según los médicos, un pequeño problema cardiaco pero paradójicamente después se dedicó al atletismo, disciplina deportiva que practicó con gran éxito sin presentar problema alguno. Su hermano Arturo, alcanzó el grado de Capitán de Infantería de Marina y quien prestando sus servicios en la Base Fluvial de Leguizamo, con el hoy Almirante Jaime Parra Ramírez, realizó la construcción del buque Antares y acometió la recordada travesía desde río Putumayo hasta el océano Atlántico sorteando toda clase de dificultades a bordo de esa frágil embarcación.
Pero su relación con miembros de nuestra Infantería de Marina lo persiguieron hasta los últimos momentos de su fructífera vida: Estuvieron con él secuestrados 11 miembros de nuestras fuerzas armadas de los cuales 8 fueron asesinados por las Farc durante la operación de rescate. Gilberto Echeverri se convirtió para ellos en un consejero, un maestro y un padre que les ayudaba en los momentos de desesperación; ellos a su vez, encabezados por el Capitán de Infantería de Marina Alejandro Ledezma , según quedó registrado en la Bitácora y en el testimonio de los tres suboficiales sobrevivientes de esta cobarde masacre, le ayudaron a soportar los trajines propios de la vida en el monte y mantuvieron siempre el respeto y la consideración que se había granjeado cuando fue Ministro de Defensa.
Hubo acontecimientos poco usuales que marcaron mi vida en esa época, como la beca que me dio la Armada para estudiar 4 años en la Academia Naval de Italia: años de plenitud intelectual, física y espiritual. Allí, además de haber recibido una formación de ensueño, pude percibir hasta dónde puede llegar un ser humano para convertir esa formación en una realidad de histórico heroísmo: me refiero a los actos que protagonizó el teniente de Navío de la Armada Italiana Luigi Durand de la Penne durante la segunda guerra mundial en el mar Mediterráneo, quien cabalgando un torpedo burló la seguridad Británica de la base naval de Alejandría y lo hizo estallar bajo el casco de un acorazado (*).
Otro acontecimiento que incrementó notablemente mi preparación profesional fue el haber sido enviado por la Armada en comisión de estudios a los E.U , durante 2 años, con el fin de especializarme en electrónica. Partí en 1.960, recién ascendido a Teniente de Fragata y recién casado. Además de aprender mucha electrónica, pude vivir de cerca el lanzamiento del primer hombre al espacio (un oficial de la Armada norteamericana), apreciar el carisma del presidente John F. Kennedy, experimentar la dicha del nacimiento de mi primera hija, y aprender el idioma Inglés (el segundo por cuenta de la Armada, después del Italiano).
También disfruté muchísimo el haber pasado 4 años en la Escuela Naval de Cartagena enseñando a los oficiales, guardiamarinas y cadetes. Como profesor de Electrónica, Navegación, e Historia Naval, pude retribuirle a la Armada algo de lo mucho que ella me dio. Aún me apasiona el tema concerniente a la formación integral de los oficiales navales Colombianos.
Tuve mi cuota de embarques en los destructores “ARC 20 De Julio” y “ARC 7 de Agosto”, recién llegados de Suecia. Allí pude aplicar todos los conceptos aprendidos durante largos años de estudio, y cultivar amistades que aún conservo. Como anécdota de mis embarques, recuerdo que recién llegado de Italia presté casi un año de servicio en el “ARC Antioquia”, reliquia del pasado, en ese entonces ya retirada del servicio, cuidando las innumerables ratas que vivían en el buque y pagando la tradicional “bajada de humos” para los que se formaban en el exterior .
Pasaron los años, y cuando me sentí suficientemente maduro y preparado, tomé la decisión de retirarme de la Armada: me sentía dueño del mundo, e incapaz de resistir la tentación de explorar otros escenarios. Nunca podré saber si esa decisión fue acertada ó no; lo único que sé es que no hubiera podido aguantar la curiosidad de tomarla. A veces me pregunto cómo hubiera transcurrido mi vida si hubiera seguido la carrera naval hasta llegar a ser Almirante, en lugar de haber hecho una fructífera y gratificante carrera de 30 años en el área de las telecomunicaciones; con estas especulaciones siempre pasa como con el cuento del tipo que se encuentra con una de las novias de su juventud y le dice : “hubiéramos sido felices?” .
Cinco de mis compañeros culminaron sus carreras con el grado de Almirante, y yo los veo orgullosos y satisfechos; otros se fueron retirando por el camino, y otros simplemente se murieron. Lo importante es que casi todos tuvimos la libertad de escoger nuestros destinos .
Me intriga la razón por la cual, después de viejos, y de haber recorrido tantos caminos diferentes, nos hemos vuelto a unir con mis compañeros de curso y a disfrutar de los mismos cuentos de siempre: lo curioso es que volvemos a reírnos como si los escucháramos por primera vez. En febrero de 2.007 nos reuniremos en Cartagena para celebrar los 50 años de graduados, y estoy seguro de que todos volveremos a gozar con los mismos cuentos y con los mismos apodos. También me intriga el por qué, después de tantos años de haberme retirado, ahora me veo atraído por las cosas de la Armada. Es muy posible que el haber encontrado en la Cyber Corredera un medio tan efectivo de información y una tribuna tan acogedora para exponer ideas y recuerdos, sea una de las razones.
(*) Para mayores detalles
sobre este asunto , sugiero leer en el archivo de la Cyber Corredera (www.cyber-corredera.de) el Pañol de la Historia No. 04 (“¡Torpedo
Humano!”) . Es un excelente trabajo de investigación histórica .
Cruzando el Rubicón:
'Cruzar el Rubicón' era una expresión usada para indicar que un 'paso irreversible
ó irrevocable' se había tomado, y de dónde no se podría regresar. El Rubicón allí
referido, es un pequeño río al norte de Italia, que en tiempos de los Romanos marcaba
la frontera entre Italia y la Galia Cisalpina. Esta última fue la provincia
bajo el control de Julio César, y cuando él cruzó el Rubicón con un ejército, en
el año 49 AC, se convirtió en invasor de Italia; un acto que precipitó la guerra
con su rival, Pompeya, y el senado Romano.
En la próxima edición, veremos el origen de "Cruzada", y
"Día D".
Hasta la próxima. Entre tanto, viento largo y buena mar ...
ZAFARRANCHO GRAFICO
PRIMERA COMUNIÓN
En Duitama el 23-12-06, en la iglesia de la ciudadela de
Bethel realizó su Primera Comunión Daniela Gil Oliveros, hija del CF Carlos Eduardo
Gil de los Ríos y Maria Fernanda Oliveros, nieta del VALM (R) Sergio Oliveros.
RELEVO EN SUBMARINOS
El relevo de los submarinos PIJAO y TAIRONA fue presidido por
el comandante de la Fuerza Naval del Caribe, Calm Roberto García Márquez. El
capitán de fragata Herney Gutiérrez entregó
el comando del submarino ARC Tairona al capitán de fragata Carlos
Polanía y éste entrego el comando del ARC Pijao al capitán fragata Edgar Alba, en ceremonia
realizada en el muelle de la flotilla de submarinos.
MATRIMONIO DE ANGELINA TATIS
En la recepción aparecen el CN Hernando Ovalle, BGIM Jesús Castañeda, CRIM
José Ramón Calderón y VALM William Porras, acompañados de sus apreciadas señoras
CAMPEONATO DE BILLAR EN ACORE
|
DE LUCHO ALBERTO
Que la noche mas hermosa de la vida llene de paz el corazón de la gran familia naval, solo los marinos sabemos bajo un cielo de luz estrellado cuan valiosa es la luz y cuan hermosa es la paz que se respira en una noche como esta, feliz navidad marinos y marineras de Colombia dios los acompañe.
Luís A Martínez
MERRY CRITSMAS
Feliz navidad para todos los compañeros de la ARC, desde la submarina nueva Orleáns. Que dios los bendiga
Cap. Marcos Ariza
/ 01-001y señora
DE MONCHO Y DESDE USA
DESDE MIAMI
Muy interesantes todos los artículos que estoy recibiendo en Miami relacionados con las actividades marítimas, otros acaecimientos, historia, etc.etc. Este medio es un cordón umbilical que me une a la Armada y a todos los que participan en la elaboración de esta excelente Cyberrevista. Muchas gracias por su dedicación, colaboración y esfuerzo.
Miguel Payeras MC 03-002
INTERESADO POR LA CYBER
Buenas tardes, Cybercorredera.
|
Si usted no desea seguir recibiendo este informativo virtual, por favor infórmelo vía e-mail |