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JUAN BERNARDO ELBERS: DEL RHIN AL MAGDALENA
Por Ricardo GarcÃa Bernal / 34-030
Esta
es la biografÃa de uno de los héroes desconocidos que
ayudaron a forjar nuestra nación; el súbdito alemán Juan Bernardo Elbers
Jaeger, nacido en 1776 cerca de la ciudad de Colonia, a orillas del rÃo
Rhin.
Apareció hacia 1816 en las islas del Caribe, trabajando como comerciante y armador marÃtimo, y trabó amistad con el capitán LuÃs Brion, a través de quien se vinculó a las fuerzas navales patriotas que luchaban en el Caribe contra los españoles.
En Barranquilla, hacia 1820, conoció al Libertador Simón BolÃvar, con cuya causa se identificó, pero entre ellos en realidad no hubo una amistad ni un sentimiento de mutua admiración. El apoyo que prestó a la naciente marina de guerra de la Nueva Granada, en forma de créditos en efectivo, suministro de vÃveres, armas, municiones y uniformes, y el préstamo de sus buques corsarios, fue definitivo para el triunfo de las armas patriotas.
Hacia 1823 se radica en Bogotá, opta la ciudadanÃa colombiana y presenta ante el Congreso una oferta mediante la cual se compromete a traer buques de vapor para transporte de carga y pasajeros en el rÃo Magdalena (técnica que apenas se estaba implantando en EEUU y Europa), y desarrollar puertos en los extremos norte y sur de la ruta, con conexiones terrestres a Cartagena, Santa Marta y Bogotá.
A cambio de lo anterior el gobierno le concederÃa el privilegio exclusivo de navegación a vapor en el rÃo, por 20 años. Estas cosas quedaron en un contrato no demasiado claro, lo que darÃa origen a muchos problemas.
A partir de mayo de 1824 Elbers inicia la navegación en el rÃo con una serie de pequeños vapores que operaron asÃ:
“Fidelidad� De mayo a noviembre de 1824
“Santander� De julio de 1825 a julio de 1829
“BolÃvarâ€? De febrero de 1827 a noviembre de 1829
“Libertador� De septiembre de 1829 a abril de 1832. Elbers lo hizo construir pero no lo operó
“Bogotá� Inició su construcción en 1835 pero no se terminó
“Susana� En 1837 se incendió en el astillero que lo estaba construyendo.
La operación de estos vapores, se hizo en medio de dificultades técnicas y económicas, pero el escollo mayor estaba en lo polÃtico. La envidia de muchos y el haber quedado, sin querer, en medio de la enemistad entre Santander y BolÃvar, le ocasionaron que su privilegio de navegación exclusiva le fuera anulado varias veces, perturbando gravemente el funcionamiento de la empresa. Todos estos sucesos determinaron su ruina, y acabó sus dÃas sembrando tabaco cerca de la población de SimitÃ, en donde falleció en 1853.
RICARDO GARCÃ?A INVESTIGADOR PACIENTE
Y NARRADOR AMENO
Prologo del libro escrito por Jorge Serpa Erazo / 38-082
Vicepresidente Consejo Colombiano de Historia Naval
DifÃcilmente llega a las manos de un ávido lector, libro como éste, ameno y generoso en Historia. El relato nos lleva por sus páginas, sin permitir el cansancio y viajando por él, como navegó por el rÃo Grande de la Magdalena, ese primer buque a vapor que trajo Juan Bernardo Elbers, sin percibir la estridencia de los adjetivos y disfrutando en los recodos de sus páginas la descripción y el detalle, para conocer la semblanza de este ciudadano alemán, pionero de la navegación fluvial en Colombia que, desde su llegada a la Nueva Granada, se vinculó a la gesta de la independencia y luego como empresario luchó contra la adversidad para sacar adelante su proyecto.
Sencillo y laborioso, el Capitán de NavÃo Ricardo GarcÃa Bernal, no falta con su inteligencia y carácter de historiador, en ninguna de sus palabras y conceptos. Para la Armada Nacional, esta clase de oficiales cultos que aman la historia, la engrandecen y la mantienen en un lugar preponderante, pues no abundan los investigadores pacientes ni los narradores amenos.
Conocà al autor, a mi Brigadier GarcÃa, el mismo dÃa que vestà por primera vez el tradicional flano que usaban los cadetes navales en la década de los años 60s. Recluta e inexperto, mi destino se jugaba sobre el caracolejo de la nueva Escuela que iniciaba labores en la isla de Manzanillo, donde estaba el antiguo aeropuerto de Cartagena. Ricardo GarcÃa, quien se distinguÃa entre sus compañeros, fue uno de los que, con sus buenas maneras que combinaba con carácter y espÃritu militar, vinculó todo nuestro ser, cuerpo y alma, a la marina colombiana.
Mas, Ricardo GarcÃa, el marino y el caballero, desarrolló paralelamente a su profesión, la envidiable aptitud por la investigación histórica, virtud y poder del cual siempre ha estado dotado, que acopló con el oficio de escritor, simbiosis ésta, que le ha permitido distinguirse como fecundo y minucioso cronista de hombres y sucesos, rescatándolos con su pluma del olvido y la indiferencia. Este es el hombre que investigó con asombroso esmero, para escribir tan significativo libro, donde destaca el abnegado esfuerzo del protagonista germano, quien durante veinte años trabajó sin obtener ganancia alguna, pero logró que Colombia fuera uno de los primeros paÃses en modernizar su principal arteria fluvial. Sorprende en esta biografÃa la madurez del juicio para estudiar no solo el desarrollo de la navegación fluvial, las polÃticas y actitudes de los primeros gobernantes y los enigmas del corazón humano. Esta obra sin pretensiones retóricas despertará interés y conquistará muchos lectores.
Pero tras las dos magnas figuras de nuestra independencia, BolÃvar y Santander, se agrupan muchos nombres, varios casos y algunas tragedias. No son escasos los que escribieron historia con un objeto preconcebido de encomiar o deslustrar algún personaje, algún régimen o una actitud polÃtica. El trabajo de Ricardo GarcÃa es todo lo contrario. De un inmenso interés narrativo y de una notoria novedad en los aportes documentales que lo constituyen. Debe considerarse como un retrato fidelÃsimo de un episodio entre el gigantesco drama que le tocó vivir a Colombia en sus primeros años de existencia, donde nuestros antecesores fueron protagonistas.
Fervorosamente, ¡¡siempre deseamos una vida feliz, de inmensas realizaciones, adornada de éxitos, sin complicaciones, carente de sufrimientos!! Sin embargo, esa concepción de la existencia humana, es meramente utópica e incierta; porque nuestro transitar por la vida esta condicionado también por dificultades, donde afloran escollos, surgen sufrimientos y en no pocas ocasiones, el dolor toca bruscamente a las puertas de nuestros corazones, estruja cariños y constriñe el alma.
En esa realidad, se ha ido Jorge Dahl Restrepo, y hoy afrontamos su partida. En el egoÃsmo natural de los afectos entrañables, quisiéramos hacerlo desistir de ese viaje sin lÃmites para que continuara entre nosotros. Él por el contrario, con el Ãmpetu de su personalidad arrolladora, la jovialidad de su carácter entusiasta y decidido, no obstante la enfermedad y los quebrantos de salud que lo aquejaron, y la inminencia de una travesÃa a los misterios insondables de la eternidad, vetó lágrimas y reprimió los pesares a sus seres queridos; con inmensa templanza, exigió expresiones tranquilas e hilaridad colectiva, con aceptación cristiana y al margen de las desesperanzas. No quedó otra alternativa, que en la soledad de nuestros mundos y en la privacidad de nuestros espacios, a escondidas unos de otros lloráramos anticipadamente esta partida.
El impacto de ese hombre, trabajador, amistoso, sincero y particularmente persistente, debe permanecer entre nosotros, como patrimonio de vida y ejemplo de la grandeza de un paisa frentero y luchador que batalló por la vida y dio guerra desde niño, hasta el ultimo estertor de su existencia, enriqueciendo su entorno con el ejemplo de una sencillez desmedida, del sentido del humor sarcástico, de sus fortalezas gerenciales que lo condujeron a la cumbre de grandes metas de todo lo que se propuso; de su capacidad de trabajo dimensionado en Gigas; de la bondad de su alma que siempre extendió la mano generosa; de la disposición de animo para encontrar soluciones acertadas, dar el consejo oportuno y particularmente económico, de su sentido de la amistad incondicional, aquella que se brinda sin esperar contraprestaciones.
Jorge Dahl, brilló con luz propia, la luz propia de sus inmensas ejecutorias. El no merece que lo llevemos en el recuerdo del pasado; con el todo de su vida, troqueló un sitial, para mantenerlo en el presente; ese es el reconocimiento que él merece, esa es la verdadera solidaridad con su familia; todos ellos han aceptado cristianamente los designios de la Divina Providencia, sus almas están tranquilas y sus corazones fortalecidos en la fe de las creencias religiosas. Proyectemos con alborozo en nuestro presente el ejemplo y las enseñanzas de Jorge Dahl, brindemos un saludo amable y con ingredientes de animo a Nacha, a Arlene, a Vivian a Carlos Jorge, a sus nietos, a sus hermanos, en fin, impregnémonos de la tranquilidad y de la aceptación que ellos irradian, que es el fervor que en estos últimos meses les transmitió el Capitán Dahl, y agregó al legado de sus fortalezas.
Desnudemos el espÃritu de pesares, aceptemos que ya transcurrió lo pasajero; que solamente su cuerpo está ahÃ. Jorge Dahl Restrepo izó las velas de su nave espiritual e inició la travesÃa de su marcha al infinito para enfrentar a Dios y entregar sus ejecutorias. Sin dudas, ese Ser Supremo ya habrá hecho el balance de sus realizaciones y hoy Jorge goza de la paz eterna en la compañÃa de Cristina, la nieta que secundo sus andanzas marineras, porque heredó del abuelo el arrojo de ancestros Vikingos, y de genes antioqueños. Cristina, quien partió en avanzada hace algún tiempo, ayer dirigió el comité de bienvenida de la gloria celestial. Tremendo alboroto de ese dúo, con la quÃmica y la afinidad que los caracterizó en esta tierra.
El epilogo de la bitácora del Capitán Jorge Dahl Restrepo, se enmarca en una vida sencilla, impregnada de ecuanimidad, el de un hombre cordial, cimentado en los valores morales y en el arrojo de una raza emprendedora, quien junto con Nacha su escudera de todos los tiempos, esculpieron un hogar, donde Arlene, Vivian y Carlos Jorge constituyeron su orgullo mas preciado; los tres han hecho honor a esos padres de los designios de Dios. Dueño de un sentido del humor, que alegraba corazones azarosos y amainaba pesares, incluso en los de dÃas cercanos de su partida. Fue un incansable defensor de los valores cÃvicos, un implacable critico de la corrupción en todas sus etiquetas. Un incorregible aventurero del mar que exploro lugares recónditos. El éxito empresarial, jamás le nubló el entendimiento ni lo apartó de su natural inclinación al servicio de la comunidad.
Amó sin lÃmites a sus seres queridos, con la fuerza de su espÃritu y la generosidad de un alma afable.
La familia Dahl, agradece profundamente la presencia de cada uno de ustedes en este oficio religioso, aprecia inmensamente las expresiones de solidaridad y las manifestaciones de cariño de todos estos dÃas; su participación en los actos que reafirman la fe cristiana y las creencias religiosas, no solamente simbolizan un reconocimiento al entrañable amigo que hoy honramos y despedimos, también constituyen un gesto de amabilidad y una expresión inmensa para un buen hermano, para el esposo dedicado, un padre ejemplar y un abuelo consentidor, que como un gran combo, todo lo ofrecÃa en un solo paquete de cariño, de amor y de alegrÃa.
Aquà esta Casilda, aquà se encuentra todo el potencial humano de Intertug, de Tecnimar y de Interdragas, dando fe con su presencia del jefe justo, del patrón ecuánime, del compañero de trabajo sin igual.
Muchas gracias a la Armada Nacional, las atenciones del Hospital Naval mitigaron la angustia, con los gestos amables, los detalles del ceremonial marÃtimo han reverdecido aquellos tiempos del servicio activo, cuando él se distinguió como avezado navegante y experimentado maniobrista, capacidades que lo catapultaron en el retiro, para dejar una estela de realizaciones en el sector marÃtimo.
Muchas gracias a los veleristas, ese bello espectáculo del sábado pasado le tocó las fibras de su desbordante vocación marinera y le movió las agujas de su gran pasión, “el Calypso IVâ€?. A propósito, aquà estamos los integrantes de la tripulación con Néstor, Arturo Pacheco y Carolina, y advertimos a los veleristas del club de Pesca y de la Armada Nacional, que este año saborearon los primeros puestos de las regatas sabatinas por ausencia de del Calypso IV en ellas, que para las próximas competencias tendremos asesorÃa desde allá arriba y eso no lo prohÃben los reglamentos vigentes.
Muchas Gracias a las empresas del sector privado, a las entidades extranjeras, amigos, compañeros, por cada detalle; a los sacerdotes que le prepararon el camino y abonaron la senda para transitar hasta el reino de Dios.
Querida familia Dahl, a la monolÃtica amistad que nos une desde siempre, aprecio inmensamente el honor que me brindaron para dirigir estas palabras, hoy en el simbólico abrazo de los desprendimientos reitero el adiós, a un amigo que siempre me ofreció su presencia sabÃa, su amistad sincera, una lealtad aprueba de tsunamis, su consejo oportuno y su ejemplo admirable. Él hubiera hecho otro tanto y mucho más por mÃ, si yo hubiera tenido una novedad similar.
Muchas gracias,
Mayo 5 de 2007
MATRIMONIO
PANZÓN NIETO- MANRIQUE S�NCHEZ
02-06-07
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