Unidos por el mar
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exhaustos por el último poste
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para integrar
la familia naval colombiana
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Por David Escobar Gómez/ 42-044
Como todo congénere que piensa sabe que,
en nuestras mentes guardamos como favoritos los hechos relevantes que nos traen
reminiscencias, recuerdos
gratos y otros de ingrata recordación. En ésta ocasión narraré para los lectores
de la Cybercorredera, cuatro hechos interesantes.
El
primero trata de una investigación por robo de dinero: Nuestro comandante
de CompañÃa, el Teniente Medina, nos formó a los que dormÃamos en uno de los extremos
del rancho, pues un cadete habÃa denunciado que le habÃan sustraÃdo unos billetes
de su laca. ¿Quiénes estuvieron de imaginaria anoche?, preguntó escorado a babor
el alto oficial debido a una lesión en su lÃnea vertebral al caerse por una escala
a la que habÃan derramado aceite. Dimos entonces un paso al frente los imaginarias de esa noche. Entre
nosotros estaba el terrible cadete “Colombina”,
Frente a la escuadra nuestra, estaba formada otra sección
en cual estaba el afectado. Nos mirábamos frente a frente
nada más, pues el que no la debe no la teme. Pero la sorpresa la dio el cadete “Colombina”
de nuestra sección aunque sabÃamos de lo que era capaz,
nos sorprendió. Su historial fue tenebroso. Cuando pasaba frente a las lacas los
candados temblaban de terror y las puertas hacÃan el esfuerzo de evitar que un intruso
de esa calaña metiera sus manos. Cuando el comandante de la Bravo preguntó: ¿quién
vio a alguien anoche merodear por la laca de Vanegas?, Nuestro compañero “
Colombina” contestó con vehemencia y seguridad: ¡Yo mi teniente.! y se vino
la pregunta obvia: ¿A quien? Y con un cinismo contundente señaló al que le dio la
gana; pues nosotros, los de la segunda, estábamos seguros que esa era otra de tantas
acciones, de quien por la gracia de quien sabe quien, nos tocó de compañero. El
afectado, al que nunca por su mente le pasó que podÃa
ser vÃctima de una falsa acusación, se puso pálido y sus ojos, recuerdo, de horror
y de impotencia y su boca apenas pudo balbucear que no era él,
porque “Colombina” en su atrevimiento, dio un paso hacia él y
con el dedo Ãndice apuntando a su pecho adolorido y asustado le ha dicho con arrogancia:
¡No te niegues, que tu fuiste!, y la respuesta de Vanegas fue; no mi teniente yo
no fui. “ Pero lo vieron cadete y lo está acusando el imaginaria, preséntese
a relación”
Pasados tantos años, la reflexión que me hago es, si se hubiere podido evitar que un inocente sea llevado a un juicio, y lo peor, que sea condenado. Yo también fui acusado injustamente, y recuerdo las palabras del teniente Medina: Escobar, por ser buen cadete pagas un dÃa de calabozo, porque las tarifa son cinco dÃas; y fui el primero del contingente 42 en entrar a la mazmorra. Mis cercanos amigos me acompañaron, y yo estaba algo orgulloso por haber facilitado que se “hiciera justicia” ¿Por qué es importante una buena selección de cerebros? ¿Por qué se permitió que personas con graves problemas de conducta entraran a una institución tan respetada?, son inquietudes que no deben perder vigencia, y si se ha presentado la falla, creo que se debe a un mal que padecemos en nuestro paÃs: no se investiga lo suficiente.
El
segundo recuerdo:
Nuestros oficiales y guardiamarinas preparaban a la compañÃa Bravo
a la presentación solemne del director de la Escuela Naval de entonces. Más de cien
veces escuchamos: reclutas, cuando el señor director esté frente a ustedes, lo miran
a la cucarda de su gorra y como hombres y con barraquera dicen : soy el cadete fulano
de tal de la ciudad tal, mi capitán. Y de le, y practique, y dele con el mismo cuento.
Hasta que llego el susodicho dÃa de la presentación.
Como todos los lectores saben, es un momento de tensión para todo iniciado. La pompa,
la solemnidad, la recia manera como las armas imponen
un respeto en todo el ambiente, pues hasta los árboles están firmes y atentos a
la ceremonia. A mi izquierda estaba el cadete Gabriel Reina, oriundo de Capitanejo,
Santander; porque a mi derecha formaba mi brigadier…pues por mi estatura,
era el primero a quien le correspondió iniciar la escuadra.
Y llegó un señor bajito, gordo, y puso en mis
ojos su mirada frÃa que al mismo tiempo me decÃa: hable. ¡Cadete David Escobar,
de Santa Marta, mi capitán! Dije como me habÃan preparado y me entró una
enorme satisfacción de haber pasado por tan dura prueba para un recluta, y el señor
director dio un paso de lado hacia su derecha y se topo
con la mirada de mi compañero Reina, quien con firmeza gritó:
¡Cadete Gabriel Reina, de capitán, mi capitanejo!
Mi alegrÃa se esfumó de
inmediato, no quise estar en sus zapatos y sentà pesar por su
suerte, pues era un compañero serio y respetuoso. El rigor de la ceremonia dejó
pasar la inversión; por supuesto todos nos asustamos, incluso pensamos que podÃa
ser merecedor de un castigo, pero no, Reina demostró
que era un cadete ejemplar. Meses después de ese dÃa en el cual fue motivo de burla,
fue el único cadete del batallón que llegó puntual a una formación y se paró frente
al comandante de batallón capitán Román Bazurto, el resto del batallón llegó joche.
Me acuerdo que se necesitaron muchas botellas para guardar la leche que nos sacaron,
mientras Reina en la Cámara de Cadetes, se comÃa solitario tres glorias con su respectiva
gaseosa sin tener que darle a nadie.
El tercer recuerdo es cruel: Tres veces dimos parte del cumpleaños del gordo Martelo. Yo tenÃa fama de ser un cadete serio, y asà mismo pedà permiso al teniente Medina para festejar el cumpleaños a un gran amigo que tanto estimábamos. Ya se pueden suponer el desespero para que le creyeran; y recibimos la orden de una amena salada por segunda vez. Tres meses después, otra. Martelo entró a la Escuela de 18 años y salió todo un ciudadano de 21. Entonces se puede comprobar que la Escuela envejece.
El cuarto recuerdo, es dulce con dolor: Una mañana de un domingo de mayo florido y fresco recibà en la Escuela Naval visita de mi madre. VenÃa de la ciudad de Santa Marta, y al momento de verme y ofrecerme sus cariños maternales, me entregó un paquete diciéndome:
–Para que le entregues a Guillermo Plazas, se lo mandó su abuela.
Tan pronto terminó la visita y la despedà en la guardia, busqué a Guillermo y le entregué el comiso; pues de eso no habÃa duda, era comida, y yo tuve el valor de entregarle tamaño tesoro; pues mi glotonerÃa era famosa. ¡Que va! Ningún valor; fui torpe. Si he podido haberle practicado una justa aduana y descontarme el arancel del 20 por ciento de una vez por la derecha. Bueno, ya no hay nada que hacer. Era tan glotón el suscrito que, tan pronto daban la orden de continuar en el comedor, con la mano derecha comÃa y con la otra llamaba al cámara con el puño cerrado y desesperado. RepetÃa de todo, hasta el famoso y desagradable “ragú”. Pero casi siempre era arroz en lo que me podÃa “doblar”, o papas con fresco royal. Con el tiempo los cámaras se acostumbraron a parquearse con sus carretas nutricias al lado de mi mesa en espera de darme la porción extra. Y volviendo al tema, cuando Guillermo recibió el paquete, su expresión se llenó de alegrÃa y agradecimiento.
–
Es que mi abuelita fue la que prácticamente me crió en Santa Marta.
–me dijo embarrado de nostalgia infantil y ahora a punto de soltar una lágrima y sobreponiéndose agradeció
el favor de mi madre y me invitó a que nos comiéramos en la noche
las panelitas que ella misma habÃa elaborado, pese a su ancianidad. Para mÃ, dulces
cocadas. A la hora del almuerzo Guillermo sostuvo su invitación.
– Ya sabes David, en la noche. Es que para mi tienen esas panelitas un significado muy grande, y me gustarÃa que me acompañaras.
– Bueno, Guillermo –le dije con la boca aguada de entusiasmo y entramos a la formación.
Por la tarde nos volvimos a encontrar y reiteró ahora con mucho pesar que me invitaba dándome más detalles del afecto de su querida abuela hacia él.
– Pobrecita, a esas edad y ponerse a hacer las panelitas, eso es un detalle que me sobre coge el alma, el entre pecho y el palpitar de mi corazón parece un murmullo en agonÃa.
– Si, Guillermo –y lo dejé, pues iba a fumarme mi pielroja en la playa. Por la noche antes de entrar a la pelÃcula dominical insistió, y ya me estaba fastidiando y no lo traté muy cordialmente.
– Es que tú no sabes lo que significa para mà ese regalo que tu mamá me ha traÃdo –me dijo y agregó: –Es quizá el ser que más he querido en mi vida. Ya te despertaré, David. Nos despedimos nuevamente
La recogida estuvo normal, Guillermo se acercó para sostener su palabra y se retiró en espera de la hora indicada. Yo me dormà contento de la vida, pues habÃa comido y recibido visita de madre presente, cosa que no era muy común, pues como se sabe, la mayorÃa de las madres no vivÃan en la Costa. Y recuerdo con pesar la visita de la madre de Adolfo Medina de Santander de Clichao, quien lo visitó el dÃa de las madres y me tocó atenderla porque su pequeño tesoro estaba en el lugar equivocado, no en retiros espirituales, sino pagando calabozo ese fin de semana. La luz de las estrellas entraba por los ventanales del rancho acompañada de una suave brisa marina cuando el domingo ya era historia. El silencio ni se sentÃa, menos el imaginaria cuando fui despertado por Guillermo, quien con lágrimas en los ojos me ha confesado su desgracia y su dolor profundo:
– ¡Me
robaron las panelitas!
Hace unos dÃas se preguntó por la tripulación del ARC
CORDOBA el cual se encuentra en el Parque Duque de la ciudad de Bogotá
a donde fue movilizado en una osada operación que debió demandar mucha destreza.
Esta unidad fue adquirida por la Armada Nacional en Diciembre del año
1.969 para lo cual su tripulación viajo a bordo del ARC Tono hasta el puerto
de Baltimore USA.
La tripulación inicial estuvo
compuesta por los siguientes oficiales:
Comandante:
Capitán de Fragata Enrique MartÃn Salazar
Segundo Comandante:
Capitán de Corbeta Edgar Garay Rubio
Ingeniero Jefe: Capitán de Corbeta:
Santiago Hinestrosa Morales
Jefe de Operaciones: Teniente de
NavÃo Enrique Garavito MartÃnez (qepd)
Jefe de Armamento: Teniente de Fragata
Carlos del Castillo Olaya
Armas submarinas: Teniente de Corbeta
Enrique Lequerica Otero
Armamento Principal: Teniente de
Corbeta JoaquÃn Alberto Calderón Schrader
Oficial de Maquinas: Teniente de
Corbeta Roberto Spicker Guzmán
Oficial de Calderas: Teniente de
Corbeta German RodrÃguez Avella
Oficial de Electricidad: Teniente
de Corbeta LuÃs Enrique Torres Salamanca
Oficial de Sanidad: Dr. Capitán
de Corbeta Guillermo DomÃnguez Sánchez
Oficial de Administración: Teniente
Primero LuÃs H Sánchez Cuellar
Posteriormente
en Colombia, llegaron otros oficiales entre los que recuerdo los siguientes:
Teniente de Corbeta Jairo Cardona
Forero
Teniente
de Corbeta William Spicker Guzmán.
Teniente de Fragata Jaime Sánchez
RodrÃguez.
Más tarde se efectuaron los primeros
relevos por traslado asÃ:
Capitán de Fragata Rafael MartÃnez
Reyes quien reemplazo al Comandante
Capitán de Corbeta Gabriel DÃaz
RodrÃguez quien reemplazo al Segundo Comandante.
Su escudo consistÃa de un sapo saliendo
de una lancha de desembarco pero nunca puede saber cual fue el motivo de este diseño
ni de quien fue la idea.
Como caracterÃstica principal estaba dotado
con un sonar SQS 29 si mal no recuerdo, siendo lo mas sofisticado de la época, por
lo que se decÃa que era “un sonar con un buque
a su alrededor”.
Su nombre en la US NAVY
era el DT USN Ruchampion, en honor a un Oficial héroe de la guerra de Corea.
El buque estaba recién llegado de Vietnam.
Durante los primeros años fue la unidad
de mostrar por su modernismo (aire acondicionado en todo su interior) los equipos
de comunicaciones de “última generación”, un CIC dotado con muy modernos
sistemas y gran comodidad. Hasta el rancho de los 12 apóstoles como se le llamaba
al camarote
Las actuaciones en las Unitas fueron súper
destacadas pero mas sobresalientes fueron algunas reuniones sociales de las que
se recuerda la despedida de soltero de German RodrÃguez, de Jairo Cardona, la asistencia
en BahÃa Solano por un terremoto que dejo ese puerto destruido, y en donde todas
las noches habÃa algo que celebrar, luego de la dura labor diaria. Finalizada esa
tarea que se prolongo casi dos meses, fue destinada la unidad a Buenaventura, en
donde la tripulación, como es corriente en este puerto,
se libero de tan prolongada encerrona y una noche, sorpresivamente llego la orden
de zarpar de inmediato para Cartagena, razón por la cual se quedaron como 5 tripulantes,
quienes en su desesperación optaron por tomar de inmediato un bus para llegar a
sus hogares simultáneamente con el buque, pero oh sorpresa! estando ya fuera de
puerto navegando hacia el Atlántico llego la contraorden de regresar y permanecer
en Buenaventura hasta nueva orden. De manera que esos 5 tripulantes han llegado
a Cartagena y les toco esconderse sin aparecer en sus casas hasta que varios dÃas
mas tarde al fin arribo a la Base Naval de Cartagena nuestro querido ARC CORDOBA.
Muchas son las anécdotas de esta bella unidad
y seria muy importante que se le colocara una placa con los integrantes de su primera
tripulación, la cual debe reposar en los archivos de la Armada Nacional.
Si he olvidado algún nombre o hay
datos que valga la pena mencionar, invito a que quienes conformaron alguna vez la
tripulación de esta nave favor hacerlo recordar.
de oficiales jóvenes de cubierta era
muy
confortable. Los oficiales de ingenierÃa, trÃo conformado por Torres (el Loco),
Spicker (Robert) y RodrÃguez (Brags) tenÃan su alojamiento en popa lejos de todo
control lo que era algo asà como una republica independiente
CN(R) Eduardo Posada Zamudio/ 66-061
ACORE SIN ABUELITA ... AHORA TIENE TÃ?O
ZAFARRANCHO
CYBER-FOTOGRÃ?FICO
MAURICIO SOTO ABRIL OBTUVO PhD EN BOSTON
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La semana pasada obtuvo el tÃtulo de PhD, Mauricio Soto Jr.
En la fotografÃa, luego de la ceremonia, aparecen Juanita Linero, Jr. Soto,
Almirante Mauricio Soto /38-019, Carmencita Abril de Soto y DarÃo Abril. CYBER-FELICITACIONES
para la familia Soto Abril.
COMPROMISO
OCHOA - ALBARRACIN
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En el famoso
restaurante de ChÃa "Andrés carne de res", el pasado domingo 10 de mayo, el CR IM
Ignacio Ochoa Acevedo/37-037, entregó la argolla de compromiso a su prometida Adela
AlbarracÃn, quienes contraerán matrimonio el próximo sábado 26 de julio. Como testigos
asistieron las hijas de Adela: Catalina Acosta (Señorita Colombia 1999), Diana
Acosta (señorita Bogotá 2007) y Claudia Acosta con su hija, quienes aparecen en
la fotografÃa. Asà las cosas, el "Rojo" Ochoa, rodeado de tan hermosas
mujeres, cómo no se iba a inspirar y tener la precisión para colocar la argolla
en el dedo de su prometida, quien oronda de felicidad, muestra en su mano izquierda
la joya que selló el pacto de dicha y amor.
CYBER-FELIICITACIONES
a la nueva pareja
MATRIMONIO
VARGAS - VARELA
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El pasado 30 de abril, en la Iglesia del Perpetuo
Socorro de Bocagrande, contrajeron matrimonio Jorge Alberto Vargas y Ana MarÃa Varela.
En la imagen aparecen los novios acompañados de Francisco J. Varela, Patricia de
Varela, el CN Jorge Vargas y Edith de Vargas. Seguidamente, se realizó la recepción
en el Club Naval. CYBER-FELIICITACIONES para los contrayentes.
REENCUENTRO
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Retornaron a su patria transitoriamente Jorge Andrés Serpa
Puyana (centro), quien adelantará a partir del próximo semestre su maestrÃa en Arquitectura,
en Columbia University (NY) y Carlos Velandia Muñoz (derecha), residente
en Londres. En la fotografÃa aparecen acompañado de Andrés Solórzano (izquierda),
Mario Serpa Herrera y Maria Paula Velandia, quien viajará próximamente
a España.
MATRIMONIO
PORRAS - ORDOSGOITIA
![]()
Héctor Porras y Grethel Ordosgoitia contrajeron
matrimonio, el pasado 3 de mayo, en la Iglesia del Perpetuo Socorro de Bocagrande. CYBER-FELIICITACIONES
para la nueva pareja.
![]()
En le fotografÃa el Vicealmirante William Porras/
38-025, Linda de Porras, Grethel, Héctor, Katia de Ordosgoitia y Eduardo Ordosgoitia,
posan durante la recepción en la Terrasa de los Almendros del Club Naval.
FIESTA DEL DIA DE LA MADRE EN EL
CLUB NAVAL
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Coronel Héctor Pachón/IM 18-028, su señora Sonia compartiendo
la mesa con varios amigos en el
Club Naval
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Profesor LuÃs Polo (verdadera "MADRE" como
profesor
de matemáticas),
![]() ![]()
Familia Del Capitán de Fragata Juan Carlos MartÃnez/88-068,
en el Club Naval el DÃa de la madre
![]()
Cristina Calderón de Moog ganó rifa en el Club Naval
en el DÃa de la Madre
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CN Carmelo Cuesta, CN RodrÃguez y Sra.,
CN Hernando Ovalle/ 38-014 y Sra.
![]()
CN DÃaz Russi/29-111 y Sra., CR Franco y Sra.
y CN Vargas y Sra.
FotografÃas e información amablemente suministradas
por el CR IM Chepe Calderón.
CYBER-RECUERDOS
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FotografÃa del oficio religioso el dÃa de
la fundación de Bosconia (4 de agosto de 1958). Aparecen, el reverendo
capuchino McKensey, el coronel de InfanterÃa de Marina LuÃs Millán Vargas
(Gobernador del Magdalena), Alejandro Escobar Balletas, veterinario Secretario
de Agricultura del departamento (padre de David Escobar Gómez/ 42-044) y el
Ing. Enrique Aaron Hayen, fundador de Bosconia.
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Tenientes de Fragata del "Glorioso 38": Mauricio
Soto, Yesid Sarmiento, Gustavo RamÃrez, Guillermo DÃaz, Germán RodrÃguez, Roberto
Speaker, Lorenzo Indaburu, LuÃs Bernal, Jairo Suárez, y Enrique Torres
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Famosa "salada" a los reclutas de la Escuela Naval
en 1955
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2- Acuso recibo del comunicado, me daré a la tarea de buscarlas en las cajas del ultimo trasteo y mandarlas, tengo muchas de las correderas que pertenecieron a mi padre de los años 30, 40 y 50 y las mÃas de las 70 en adelante, desafortunadamente en una ocasión preste a un oficial superior la corredera de la promoción de mi padre y no la vi nunca mas, ojala pueda recuperarla que es un grato recuerdo que tenÃamos en la familia, y es mejor que estén al alcance de todos y no de una sola persona.Pregunto si la idea es reproducirlas o cual es la idea, se que muchas personas desearÃa tener algunas de ellas por diferentes razones, y yo deseo mantener ese recuerdo.
Att CN (r) Jaime Morales Núñez/ 70-080
Almacén Fiscal Flogar S.A.- Servinave S.A.
ILG LOGISTICS S.A.
Gerente General
Puerto Limón Costa Rica
cesar.indaburu@ilglogistics.com
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